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Cada quien tiene su manera particular de conectarse con la Navidad y con ese infinito listado de celebraciones y rituales que la caracterizan. Unos le ponen más energía al tema de las hallacas, mientras a otros les da por la ambientación: «montar la Navidad», como lo llaman ahora.

Los niños pendientes con la llegada del Niño Jesús y los regalos, y unos cuantos más disfrutan de la compradera, las fiestas, los tragos; y unos más afortunados que aprovechan estos tiempos para viajar y pasarla bien. Por supuesto, todo reducido a su milésima expresión, en tiempos de profunda recesión económica e incertidumbre.

No deja de sorprenderme, año tras año, la riqueza del repertorio musical navideño que hemos heredado y que ha acompañado las celebraciones pascuales a lo largo de un buen tramo de nuestra historia cultural. Somos uno de los países del mundo con mayor diversidad musical, algo digno de estudio y de reconocimiento colectivo.

Esto habla muy bien de nuestro acervo musical, de nuestra identidad cultural, de nuestras........

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