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El presidente Biden ha incrementado de forma significativa los aranceles en una lista de productos relevantes en la cesta de exportaciones de China, una decisión que genera lecturas contradictorias, al punto que podrían terminar afectando a los consumidores e incluso productores de Estados Unidos y fortaleciendo la tendencia proteccionista en el comercio internacional; empero, otra lectura resalta que constituye una medida con fines electorales y bajo impacto en el comercio con China (DW 15/05/2024).

En la lista de productos sancionados se incluyen exportaciones tradicionales de China como: acero, aluminio, baterías, equipos médicos; pero también contempla productos estrellas como: los paneles solares, China controla un 80% del mercado mundial; los vehículos eléctricos, con los que está inundando los mercados y los semiconductores. Esta política comercial coercitiva se inscribe en la línea de creciente enfrentamiento con el dragón asiático, que promovió el expresidente Donald Trump, al imponer altos aranceles en una larga lista de productos chinos en el año 2018.

En ese contexto, resulta evidente que la medida tiende a exacerbar el clima de confrontación que está caracterizando las relaciones entre las dos potencias, que se presenta como una bipolaridad compleja, para algunos una “nueva guerra fría”; empero, resulta una acción contradictoria si observamos los esfuerzos del presidente Biden para propiciar el diálogo y la negociación, al más alto nivel, con el gobierno chino, que ha incluido visitas oficiales del Secretario de Estado, la Secretaria de Comercio y la poderosa Secretaria del Tesoro; con el objetivo de construir un ambiente de entendimiento que permita desarrollar las oportunidades que pueden generar las relaciones bilaterales.

*Lea también: ¿El declive chino?, por Félix Arellano

Desde que el presidente Trump inicio el manejo coercitivo del comercio con China, se ha alertado sobre una de las potenciales contradicciones de esa práctica, por las consecuencias negativas que puede generar en Estados Unidos. Por una parte, afecta los precios al consumidor, incrementa costos en las cadenas de producción y reduce las opciones de selección. Por otra, y lo más delicado, tiende a generar represalias de parte del gobierno chino, que afectaran sectores competitivos, que han logrado corrientes de exportación importantes hacia el mercado asiático, reduciendo sus oportunidades.

Conviene resaltar que el manejo coercitivo del comercio se presenta en contravía de las tesis que han desarrollado las corrientes liberales e institucionalistas en las relaciones internacionales, que cuentan con amplio respaldo en el sector académico y de investigación de Estados Unidos, que consideran al comercio como un recurso para incentivar una cooperación, potencialmente beneficiosa para todas las partes. En efecto, en varios casos, luego de relaciones de enfrentamiento, la negociación de acuerdos comerciales abre un amplio espectro de oportunidades, lo que facilita la generación de confianza.

Por otra parte, en el contexto del actual orden internacional liberal, basado en reglas, la aplicación de medidas unilaterales vulnera los compromisos que se han adoptado en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Conviene recordar que, en el complejo proceso de incorporación a la organización, se requiere que el país consolide los niveles de su arancel nacional. Luego, cualquier cambio en tales niveles exige de consultas y compensaciones. En consecuencia, el procedimiento que está utilizando el gobierno de Estados Unidos para modificar sus tarifas arancelarias, vulnera los compromisos en el marco de la OMC.

Conviene destacar que la administración Biden defiende el incremento de los aranceles como una sanción a las prácticas desleales que caracterizan la estructura de las exportaciones de China al mundo. Se trata que sectores productivos de China reciben apoyos del gobierno, que pueden tipificar como subvenciones a la exportación, que están rechazadas en la normativa internacional y afectan directamente a la producción nacional. Un argumento legítimo, pero en el marco de la OMC se han establecido los mecanismos para enfrentar tal situación.

Al respecto, se debe tener presente que, frente las irregularidades e incumplimientos, la normativa de la OMC contempla la apertura de procesos de investigación en el marco del mecanismo de solución de controversias, que se caracteriza por la objetividad, con una clara definición del procedimiento e incluso, en el caso de un incumplimiento de las decisiones del panel, la normativa contempla la opción de la aplicación sanciones, previamente autorizadas. En consecuencia, la aplicación unilateral de sanciones a la competencia desleal, como lo plantea el gobierno de Estados Unidos, contraviene la normativa de la OMC.

Por otra parte, la lista de productos sancionados, genera otra contradicción en la esfera de la política ambiental que, con tanto esmero, ha promovido el presidente Biden. Como se puede apreciar, la lista incluye productos que gozan de amplio respaldo en el ámbito ecológico, como son los paneles solares, un producto que controla la industria china, y los vehículos eléctricos, promovidos en las negociaciones sobre el cambio climático.

Todas las contradicciones antes mencionadas son de interés e ilustran, tanto la complejidad de los temas en la interdependencia compleja que caracteriza la dinámica internacional, como el papel protagónico que juega Estados Unidos en el orden internacional liberal. Ahora bien, no podemos desconocer, como ha sido alertado por varios medios, que la medida puede tener un objetivo fundamentalmente efectista electoral, exacerbar los sentimientos nacionalistas para atraer el voto popular, práctica que exige de una reflexión crítica.

Las relaciones con China representan un gran desafío, conllevan oportunidades en el plano económico y comercial; empero, plantean una amenaza para los valores liberales, las libertades, la institucionalidad democrática y los derechos humanos. China y otros gobiernos autoritarios promueven un proyecto iliberal para la reorganización del orden internacional; en consecuencia, resulta fundamental establecer límites y controles, pero sin destruir los temas que generan beneficios y pueden contribuir a la generación de confianza como es el comercio.

Adicionalmente debemos apreciar que las campañas electorales tienden a generalizar conductas irresponsables, es el caso de los candidatos que manipulan la información y exacerban las pasiones, en detrimento de la razón, ejercicio que luego genera mayores frustraciones, pues muchas de las promesas electorales son inviables o agravan la situación. En tal sentido, es necesario que, en el marco democrático, los electores asúmanos una actitud crítica frente a las propuestas que se presentan en el debate electoral.

Félix Arellano es internacionalista y Doctor en Ciencias Políticas-UCV.

TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo.

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Estados Unidos: ¿sanciones contradictorias?, por Félix Arellano

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21.05.2024

Correo: [email protected]

El presidente Biden ha incrementado de forma significativa los aranceles en una lista de productos relevantes en la cesta de exportaciones de China, una decisión que genera lecturas contradictorias, al punto que podrían terminar afectando a los consumidores e incluso productores de Estados Unidos y fortaleciendo la tendencia proteccionista en el comercio internacional; empero, otra lectura resalta que constituye una medida con fines electorales y bajo impacto en el comercio con China (DW 15/05/2024).

En la lista de productos sancionados se incluyen exportaciones tradicionales de China como: acero, aluminio, baterías, equipos médicos; pero también contempla productos estrellas como: los paneles solares, China controla un 80% del mercado mundial; los vehículos eléctricos, con los que está inundando los mercados y los semiconductores. Esta política comercial coercitiva se inscribe en la línea de creciente enfrentamiento con el dragón asiático, que promovió el expresidente Donald Trump, al imponer altos aranceles en una larga lista de productos chinos en el año 2018.

En ese contexto, resulta evidente que la medida tiende a exacerbar el clima de confrontación que está caracterizando las relaciones entre las dos potencias, que se presenta como una bipolaridad compleja, para algunos una “nueva guerra fría”; empero, resulta una acción contradictoria si observamos los esfuerzos del presidente Biden para propiciar el diálogo y la negociación, al más alto nivel, con el gobierno chino, que ha incluido visitas oficiales del Secretario de Estado, la Secretaria de Comercio y la poderosa Secretaria del Tesoro; con el objetivo de construir un ambiente de entendimiento que permita desarrollar las oportunidades que pueden........

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