Guerra por delegación o guerra total
Insertada la «ley del más fuerte» en el campo de la geopolítica, cada Estado (siempre pensando en el «supremo interés nacional») ha establecido que -de una u otra manera- los demás Estados se hallan predispuestos a atacarlo y, eventualmente, a subyugarlo y a borrarlo del mapa.
Siguiendo esta lógica, algunos analistas de la geopolítica actual han caracterizado a Rusia y a China como imperios no hegemónicos que, no obstante, le disputan a Estados Unidos el sitial de potencia única que estos ocuparan desde que se acabara la Unión Soviética, autoatribuyéndose la supremacía que le corresponde ejercer en el escenario internacional por «mandato divino». Luego de la destrucción de los edificios del World Trade Center de Nueva York, la diplomacia multilateral, regulada hasta entonces por el derecho internacional y los organismos multinacionales, fue reemplazada por el uso de la fuerza militar y la declaratoria unilateral de Estados Unidos y sus respaldos imperiales europeos de marcar a los demás regímenes como Estados forajidos o fallidos (extendiendo descalificaciones semejantes a grupos políticos y personas), acusándolos de fomentar el terrorismo y el narcotráfico internacionales, además de violar los derechos humanos y la democracia representativa; lo cual le sirve de justificación toda vez que requiere poner en cintura a quienes osan contradecir sus mandatos. Esto ha supuesto un estado de guerra permanente (en algunos casos, limitado a un determinado espacio, como en el Oriente Medio) en el cual se obvian la autodeterminación, la cultura y la integridad territorial de los pueblos.
Conflictos, violencia y poder son los principales elementos que destacan al momento de revisar la realidad del mundo contemporáneo. A los viejos conflictos internos y entre algunas naciones,........
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