Entre el escrache y la boludez
La argentinidad produce maravillas y espantos, decía Borges [1]. Maravilla es la expresión boludo, que, en su origen, se refiere a los valientes gauchos boleadores que se ponían en la primera línea de batalla como voluntaria carne de cañón. Sin embargo, su significado actual remite a la condición de estupidez silvestre, aunque vista con más ternura que reprobación.
Otro argentinismo punzocortante es el escrache: acto punitivo ciudadano que busca humillar públicamente a una persona repudiable. Viene del italiano ‘schiacciare’ (aplastar, machacar). Nace como evento a mediados de los noventa contra un adversario feroz y criminal, la sangrienta dictadura militar argentina.
No debe confundirse dicha corajuda sanción social con los eventos cerveceros en La Noche. La congresista Chirinos practica como estilo y doctrina política la chabacanería grandilocuente. Sus agresores correspondieron en los mismos términos; allá quien considere que lanzar un vaso a una multitud amerite el empleo. Pero requiere fantasía entender ese suceso barranquino como gesta cívica. Está más próximo a los terrenos de la boludez.
La diferencia es abismal. La dictadura argentina, no contenta con desaparecer a 30 mil personas, secuestró a sus hijos para repartirlos entre los asesinos de sus padres. El agravante fue que sucesivas amnistías libraron de responder ante la ley a........
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