La guerra y la paz en el Taiwán electoral
10/12/202307/12/2023 Una ilustración que muestra unas figuras de ajedrez frente a las banderas de China y de Taiwán. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration
En la cumbre Biden-Xi de San Francisco, el presidente chino aseguró a su homólogo estadounidense que Beijing no albergaba intención alguna de desatar una acción militar inmediata contra Taiwán. Ni para 2027, cuando se celebrará el centenario del Ejército Popular de Liberación (EPL), ni para 2035, cuando se pondrá término a la primera etapa de la hoja de ruta marcada por el xiísmo para culminar, en 2049, la modernización del país. Con independencia de que leyendo entre líneas eso signifique que Xi tiene previsto cumplir dos mandatos más, se le puede creer o no pero lo cierto es que no acostumbran a decir una cosa y hacer otra. Eso no implica tampoco que se abandone a la idea del recurso a la fuerza en caso de alteración sustancial del statu quo. A cambio, Xi pidió a Biden que cesara en sus ventas de armas a la isla y en el apoyo al independentismo. Ninguno de estos dos requerimientos tiene visos de prosperar.
La afirmación de Xi desmiente las conjeturas de buena parte de especialistas, estrategas y consultores conservadores estadounidenses, pero es noticia solo relativamente. El liderazgo chino ha insistido en su apuesta preferente por una reunificación pacífica. A pesar de ello, en los últimos tiempos se ha reiterado el peligro de una amenaza militar a la vista de la exhibición recurrente de musculatura castrense en el Estrecho de Taiwán, a menudo reactivamente a consecuencia de lo que Beijing interpreta como muestras de apoyo al secesionismo (la visita de Nancy Pelosi, por ejemplo) o como rechazo precisamente de las ventas de armas u otras medidas significativas de corte político. A raíz de la guerra en Ucrania se han multiplicado los........
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