Heidi y Marco. Los 'menas' de nuestra infancia
10/07/202409/07/2024
A mediados de la década de los setenta del pasado siglo España transitaba del blanco y negro al color. La televisión pública emitió en 1972 la serie Heidi y en 1977 Marco. Ambas habían sido cuidadosamente pensadas y rodadas por Isao Takahata como parte del Proyecto World Masterpiece Theater para la productora Nippon Animation, que fue algo así como el germen de los afamados Estudios Ghibli.
Heidi se basaba en una novela de la exitosa escritora suiza Johanna Spyri publicada en 1880 en la que contaba la historia de una niña huérfana que está al cuidado de su tía Dete. Cuando su única pariente encuentra empleo en la próspera ciudad alemana de Francfort, decide dejar a la pequeña Heidi a cargo de su abuelo, un anciano solitario y agreste que vive en las montañas de una pequeña comuna en el cantón de los Grisones. La emigración a la Alemania unificada es un fenómeno histórico de envergadura desde finales del siglo XIX. La industrialización atrae mano de obra de un modo especial de países como Polonia pero también de otros colindantes como Suiza que, además, envía importantes contingentes de trabajadores a Estados Unidos en esa misma época.
Heidi se queda sola a cargo de un adulto con el que tendrá que aprender a relacionarse. En la historia de Spyri, que Takahata rueda a partir de una adaptación literaria al japonés publicada en 1925, Heidi sufre más desarraigo cuando es obligada a mudarse a Alemania para trabajar como damita de compañía de una niña rica de su misma edad que cuando es dejada al cargo de un adulto de su familia en las montañas de su Suiza natal. Los vínculos de Heidi son con la tierra, y es a través de su progresivo arraigo que la niña se integra en una comunidad de cuidados, socialización y ayuda mutua. Por eso Heidi experimenta una gran soledad y tristeza desde el momento en que se traslada a vivir a un casoplón en Francfort desde el que recordará con nostalgia la montaña, que no es solo........
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