Solo nos queda protestar
17/07/202417/07/2024 El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comparece durante una sesión extraordinaria en el Congreso de los Diputados.- Eduardo Parra / Europa Press
Tenemos unas tragaderas del calibre del Guadiana. Hace ya más de nueve años, cuando el Marianísimo Rajoy aprobó la Ley Mordaza, los grupos de la oposición se rasgaron las túnicas con ademanes ofendidos y se llenaron de promesas, esto no puede ser, esto no hay quien lo aguante, tenemos que llevarnos al PP por delante. "La Ley Mordaza durará lo mismo que el Ejecutivo de Rajoy", decía entonces Pedro Sánchez. "En cuanto lleguemos al Gobierno será derogada". Pues nada, son ya seis añazos de dominio sanchista y aquí seguimos deshojando margaritas. Con la boca entrecerrada, eso sí, para que no nos multen.
Dicen que lo prometido es deuda pero tenemos una casta política de pésimos pagadores. Cómo es posible, quisiera yo saber, que aquello que antaño fue un consenso unánime necesite ahora de tantas florituras. Ocurrió con la derogación de la reforma laboral, un compromiso categórico que poco a poco fue descafeinándose y acabó como el rosario del aurora, bendecido con la rúbrica de la patronal y el entusiasmo de Ciudadanos. La zarzuela se repite ahora con el plan de regeneración democrática. Yolanda Díaz dice que se derogará la Ley Mordaza y Pilar Alegría le sale al paso con los delitos por injurias. Adónde vas, manzanas traigo.
A estas alturas de la tabarra, atribuirle al PP la paternidad de la Ley Mordaza es a todas luces una licencia poética. Rajoy mantuvo la norma en vigor durante tres años. Sánchez lleva ya seis años administrándola con cifras de plusmarquista. Véase la recaudación multimillonaria de los días de pandemia. Por el camino, organismos internacionales de todo pelo y color han repetido que el Código Penal y la Ley de Seguridad Ciudadana cercenan derechos civiles, coartan la........© Público
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