La verdadera decadencia de Occidente
27/08/202426/08/2024 Fotograma de "El Gran Torino" de Clint Eastwood.
De niño era conservador. O eso pensaba, claro, mientras veía con mi padre o en las horas muertas del insti aquellas películas de Clint Eastwood – tipo Gran Torino – protagonizadas por personajes con miles de capas detestables, pero unas profundas y férreas convicciones morales.
Por algún motivo, quizá que mamé demasiado tiempo del viejo catolicismo castellano, me atraía la imagen del hombre implacable en sus quehaceres, pero también en su moralidad; unos hombres que iban hasta el final – vuelvo otra vez a Gran Torino – y sentían un amor inamovible no solo hacia el concepto hueco y estético de Occidente, sino también hacia su característica más valiosa: la importancia de la vida.
La vida era el bien más valioso en aquellas películas; los protagonistas, aunque tuvieran que caer en la contradicción de matar a otros, lo hacían siempre con el yugo moral de tener que hacerlo para proteger otras vidas, y nunca, pero nunca jamás, se representaban los homicidios que debían cometer como una fiesta o una alegría, sino como una insoportable cruz que el héroe, en su condición de mesías o salvator mundi, debía llevar encima para librar a los demás de un destino........
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