Líbano e Israel: la tragedia en espiral
La guerra en el sur del Líbano o en el norte de Israel, como quiera que se le denomine, ha empezado. ¿O no había terminado nunca desde hace décadas? A lo que no se llama todavía inicio de la guerra —¿qué otra cosa falta?— es al bombardeo masivo de la aviación israelí y a la intensificación de las ráfagas de misiles de Hezbollah hacia objetivos situados cada vez más hacia el sur de Israel.
El intercambio de fuego casi ritual, intermitente, en la llamada línea azul fronteriza, alcanzó después del 7 de octubre pasado una intensidad creciente día por día, con un resultado inevitable: el desplazamiento en gran escala de los habitantes del norte de Israel, unos 60 mil, hacia el sur, y de unos cien mil libaneses del sur del Líbano, hacia el norte.
Este ha sido el argumento de Benjamin Netanyahu para justificar lo que llama la segunda fase de su guerra. La primera, inconclusa y aparentemente olvidada, ha sido el enfrentamiento con Hamás en Gaza, pero sin cumplir su promesa de hacer desaparecer a la organización palestina, sino después de arrasar ciudades casi completas y de matar a más de 41 mil palestinos, entre ellos gran cantidad de mujeres, niños y hombres inocentes. Ahora ha emprendido otra fase, mucho más complicada.
Los acontecimientos de los últimos días evidencian una vertiginosa escalada.
Retrocedamos al pasado 30 de julio. Ese día, en una operación al mejor estilo del Mossad, estalló un explosivo en el lugar donde se encontraba Fouad Shukr, un veterano dirigente de la rama militar de la organización chiíta libanesa.
Ya no era un dirigente palestino. Habían abierto la vieja cuenta entre Israel y Hezbollah.
El 25 de agosto, Hezbollah respondió con bombardeos coheteriles contra varias instalaciones militares israelíes, cuarteles y los sistemas de defensa antimisiles Domo de Hierro, en el norte de Israel. Pero sobre todo contra un importante emplazamiento de la inteligencia tecnológica israelí, la base Gilot, cercana a Tel Aviv.
La base Gilot es una instalación que apoya las operaciones de la Unidad 8200, una importante división de las Fuerzas de Defensa de Israel, con funciones similares a las de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. En la versión israelí, el ataque no tuvo consecuencias. Hezbollah afirma haber causado daños físicos y humanos en la instalación. Se habría alcanzado un objetivo muy sensible.
Casi de inmediato, un centenar de aviones de combate israelíes llevaron a cabo ataques en el sur del Líbano, en el mayor bombardeo desde el 7 de octubre pasado. La escalada militar y la retórica han continuado acrecentándose.
Israel ha seguido concentrando fuerzas y medios blindados en el norte de Galilea.
El 17 de septiembre ocurrió uno de los hechos más estremecedores e inexplicables de este viejo duelo. Estremecedor por su crueldad e inexplicable por el momento en que se produjo. A una hora precisa, estuvieran donde estuvieran, en manos de sus........
© OnCuba
visit website