Solidaridad para el cambio
He tenido la gran oportunidad, y la gran suerte, de leer, reflexionar y de releer un magnífico artículo-reflexión sobre el contexto actual del voluntariado. El autor es el muy conocido Emilio López Salas de Caritas Española. Se basa en una muy amplia bibliografía, entre ellos está la de Imanol Zubero. Y habla de dos grandes y recientes crisis como han sido la última y brutal recesión económica y la no menos brutal crisis provocada por el covid-19. Crisis, ambas, que han provocado cambios sustanciales que también inciden en la participación social en general y en el voluntariado, en particular.
Afirma el autor que, por un lado, vivimos en una “sociedad líquida” donde los diferentes escenarios sociales son más cambiantes que constantes y, por otro lado, a su vez tenemos menos referentes claros a la hora de construir el propio destino. Afirma con contundencia que el individualismo es el enemigo principal de la ciudadanía del siglo XXI y que solemos renunciar a esa precisa y mencionada ciudadanía para ser y convertirnos en algo así como súbditos del llamado mercado. La ciudadanía, creo concitar acuerdos y adhesiones, consiste en el complicado y a veces incierto juego de derechos y deberes que se concreta en la participación en las cosas que son de interés común. Esta es la pregunta: ¿somos una sociedad y/o un colectivo social participativa? Y esta es la respuesta que se presenta: la tasa de personas, de ciudadanos y ciudadanas que participan en alguna asociación está bajando paulatinamente y actualmente es de un 8%, más o menos. Aunque hay que reconocer que, quizás y también excepcionalmente, los hechos manifiestos de solidaridad ante situaciones muy concretas aumentan y son también realidad a........
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