Las medidas socialdemócratas de Marine Le Pen
Se suele tachar de Marine Le Pen de fascista, cuando realmente cabría tildarla de socialdemócrata. Para sorpresa, y escándalo, del tertuliano español medio de izquierdas, la clase obrera vota a su partido, Agrupación Nacional. El 54 % de las personas que se autoidentifican como "desfavorecidas" apoyaron mayoritariamente al partido de Le Pen, que también consiguió el mayor porcentaje de votos de la clase "popular" (38 %).
El postulado en el que se basa la política de la dirigente francesa es que existe una contradicción entre Estado de Bienestar e inmigración sin control. Nada que no defienda en la teoría y lleve a cabo en la práctica la primera ministra socialdemócrata Mette Frederiksen en Dinamarca, la utopía socialdemócrata hecha realidad.
Frederiksen basó su gran apoyo popular precisamente en salvaguardar su prodigioso y pródigo Estado de Bienestar, el cual necesita un compromiso ético muy fuerte de los miembros de la comunidad danesa. Los extendidos derechos sufragados por el Estado presuponen un conjunto de deberes igualmente grande y trabajoso. Si el Estado liberal se basa en que nada es gratis, el Estado socialdemócrata se organiza en torno al principio de que todo cuesta muchísimo. Para ello hace falta una gran conciencia cívica, una profunda responsabilidad asumida y una internalización superlativa de lo que significa ser danés, alguien relacionado con su historia, imbuido en una tradición y que sobrepone de manera casi natural, al haberlo mamado en su pequeña tribu danesa de seis millones de habitantes, que la comunidad nacional está por delante de los intereses individuales, sin ser ello óbice para defender los derechos fundamentales de cada persona.
Pues bien, todo este pacto........
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