Tras la caída del Muro de Berlín, los embajadores de dieciocho Estados miembros del Consejo de Europa, entre ellos el de España, acordaron crear —el 10 de mayo de 1990— la Comisión Europea para la Democracia a través del Derecho, conocida como Comisión de Venecia. Su propósito era apoyar y orientar a las nacientes democracias del Centro y el Este de Europa en la elaboración de sus constituciones. Este es el origen de la Institución.

Ayer se conoció su dictamen. Lo firman las mismas personas que visitaron Madrid a mediados del pasado mes de febrero —las cuatro nacionalidades del titular más una italiana que no cabía—. Si el Partido Popular buscaba un texto preciso, concluyente o, ya rizando el rizo, comprensible, debería haberlo encargado a Barrio Sésamo y pedido que fuesen Epi y Blas los expertos. Con ellos no hay porfía que valga. Dentro-fuera; cerca-lejos; arriba-abajo. Pero no. Algún visionario (¡que dé un paso al frente el ilustre!) tuvo la feliz idea de solicitarlo a la Comisión de Venecia, que es algo tan exótico en España como en su momento lo fue la prima de riesgo.

Ahora se lamentan porque Bolaños manipula, confunde. ¿Y qué esperaban ustedes que hiciese? Que recomienda la Comisión que se intente una mayoría cualificada superior a la mayoría absoluta —que es lo que requiere la Constitución para aprobar una ley orgánica—, pues sin problema, para eso está el triministro: "Bolaños ha pedido al PP que se sume al consenso de la Ley de Amnistía".

Que la Comisión anima a intentar el diálogo "en un espíritu de cooperación leal entre las instituciones del Estado, así como entre la mayoría y la oposición, con el fin de lograr la reconciliación social y política", pues de nuevo al quite Bolaños, acusando al PP de obstruir la reconciliación.

Si tienes enfrente a Sánchez y su cuadrilla, o te espabilas o te roban la cartera. El dictamen lo han hecho cinco "bienquedas" y como era de esperar ha terminado en tablas. La petición del PP solo tenía sentido si quieres negociar, pero no si pretendes que le den un revolcón al Gobierno. Conclusión del culebrón veneciano: entretenimiento para los tertulianos y una sucesión de mensajes ininteligibles para la opinión pública.

Con el recurso "político" a la Comisión de Venecia el PP erró el tiro. Se confundió en lo táctico y en lo estratégico. En lo táctico, porque las cinco preguntas, que el pasado 13 de diciembre, presentó a la Mesa del Senado la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Alicia García, tenían unos enunciado tan abiertos que inclusive nuestros especialistas Epi y Blas hubieran tenido dificultades para contestar de manera concluyente. Primera pregunta: ¿Cuáles son los criterios de índole general que considera necesarios para que una medida como la amnistía resulte acorde con los estándares del Estado de derecho? ¿El que redactó esta pregunta pensaba que la respuesta podría comprometer al Gobierno?

Rafael Bustos Gisbert es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid y miembro titular de la Comisión de Venecia por España. El pasado mes de enero se felicitaba ¿con sorna? porque es "la primera vez (en 34 años) que las autoridades españolas (el presidente del Senado) requieren la intervención de la Comisión de Venecia para evaluar una norma o proyecto". Se extrañaba del sistema elegido ya que a la Comisión se le suele solicitar la evaluación del texto de un proyecto, "lo que permite una aproximación técnicamente más sencilla que la respuesta a preguntas que pueden referirse a cuestiones de índole nacional (constitucional o política) en las que la Comisión no puede entrar".

Además, añadía el señor Bustos, "la fórmula elegida (las preguntas del PP) implica la inexistencia de un documento oficial accesible al público en las bases de datos del Senado con el contenido del texto de la solicitud, que solo puede ser conocido a través de notas de prensa o de la información existente en los medios de comunicación". A buen entendedor… Quizá el PP se está equivocando en la utilización del Senado. Ya lo hizo al forzar que la Cámara pidiese al Consejo General del Poder Judicial un informe sobre la ley de amnistía. Van por la tercera prorroga a solicitud del CJPJ.

Y erró en lo estratégico. Les hubiera bastado con ojear el último dictamen, aprobado en la 136ª Sesión Plenaria celebrada en Venecia el 6-7 de octubre de 2023, para darse cuenta de que la Comisión es una equilibrista inextricable.

Les pongo en antecedentes. Putin ha invadido Ucrania. Ese mismo día —24 de febrero de 2022— se declara la Ley Marcial. Un mes después el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa de Ucrania (NSDC) suspende las actividades de 11 partidos políticos. Organizaciones prorrusas. Entre estos se encuentra el denominado "Plataforma de Oposición-Por la vida". Cien por cien putiniano, había obtenido en las elecciones parlamentarias de 2019 el 13% de los votos y 44 escaños en la Rada Suprema. El 12 de mayo de 2022 se disuelve el grupo parlamentario.

Desconozco el motivo por el que el Parlamento ucraniano decide consultar a la Comisión de Venecia si puede privar a un diputado, cuyo partido y grupo parlamentario han sido disueltos, del derecho a participar en la actividad parlamentaria. Pero eleva la consulta con fecha 26 de mayo de 2023 y la Comisión le dice que nanay.

"A la luz de la situación histórica a la que se enfrenta Ucrania, la Comisión opina que el proyecto de ley pretende legítimamente, en principio, proteger, entre otras cosas, la independencia del Estado, el orden democrático y la seguridad nacional. Sin embargo, la severidad de las sanciones, junto con la falta de una verdadera evaluación individual, la aplicación ilimitada y la falta de garantías procesales, conllevan el riesgo de su aplicación arbitraria. Así que el proyecto de ley no debe ser aprobado en su redacción actual". El Dictamen lo firman un profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Montenegro; un abogado y político de Malta y una abogada mexicana, miembro del equivalente a la Junta Electoral Central en España.

Así que ya saben, si nos declaran la guerra los rusos —Dios no lo quiera— y hay unos cuantos diputados putinescos con la hoz y el martillo en la solapa, no se les ocurra pedir opinión a la Comisión de Venecia.

Y señorías del PP, como hubiera dicho Emilio Aragón: "Maroto, menos samba y más trabajar".

QOSHE - Van un mejicano, una holandesa, una suiza y dice el búlgaro… - Pedro Gil Ruiz
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Van un mejicano, una holandesa, una suiza y dice el búlgaro…

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19.03.2024

Tras la caída del Muro de Berlín, los embajadores de dieciocho Estados miembros del Consejo de Europa, entre ellos el de España, acordaron crear —el 10 de mayo de 1990— la Comisión Europea para la Democracia a través del Derecho, conocida como Comisión de Venecia. Su propósito era apoyar y orientar a las nacientes democracias del Centro y el Este de Europa en la elaboración de sus constituciones. Este es el origen de la Institución.

Ayer se conoció su dictamen. Lo firman las mismas personas que visitaron Madrid a mediados del pasado mes de febrero —las cuatro nacionalidades del titular más una italiana que no cabía—. Si el Partido Popular buscaba un texto preciso, concluyente o, ya rizando el rizo, comprensible, debería haberlo encargado a Barrio Sésamo y pedido que fuesen Epi y Blas los expertos. Con ellos no hay porfía que valga. Dentro-fuera; cerca-lejos; arriba-abajo. Pero no. Algún visionario (¡que dé un paso al frente el ilustre!) tuvo la feliz idea de solicitarlo a la Comisión de Venecia, que es algo tan exótico en España como en su momento lo fue la prima de riesgo.

Ahora se lamentan porque Bolaños manipula, confunde. ¿Y qué esperaban ustedes que hiciese? Que recomienda la Comisión que se intente una mayoría cualificada superior a la mayoría absoluta —que es lo que requiere la Constitución para aprobar una ley orgánica—, pues sin problema, para eso está el triministro: "Bolaños ha pedido al PP que se sume al consenso de la Ley de Amnistía".

Que la Comisión anima a intentar el diálogo "en un espíritu de cooperación leal entre las instituciones........

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