Un Errejón de muerte para la peor España
No crean que me alegro del cruel final (con Iglesias dixit hemos topado y la risa se le escapa de la boca como una víbora) de Íñigo Errejón, pero tampoco estoy dispuesto a que sea pasado por alto, a que ya se haya acabado. Reconoció, dimitió y ¿se acabó? Pues va a ser que no, porque lo que ha ocurrido y el comunicado del interesado dan para mucho más que para una despedida con cierre y colorín, colorado, como Jéssica, la amante del 2, Ábalos, que cree ella que se ha acabado todo dejando el piso de la Plaza de España y a su pagador político. No, hija, no.
Primero, porque la denuncia de Elisa Mouliaá refiere tres agresiones sexuales. Una de ellas, bien llamativa es la que afirma que la empujó sobre la cama y "se sacó su miembro viril". Se le olvidó que sólo el sí es sí durante tres años y argumentó que sí, pero no, si era él el que estaba en el trance y con todas las neuronas en el arco del triunfo. A ver si nos aclaramos. Es que hay una ley desde 2004, hecha por el PSOE y sus socios antinatura, que dice:
La violencia de género a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad."(Artículo 1, 3).
O sea, que cuando el juez tenga noticias de la denuncia de Mouliaá,........
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