Crédulos míos: ahora, peces sintientes
Esta semana está siendo de colocón para los crédulos, esa mezcla de ingenuidad, ignorancia y bobería, que es una variedad de los tontos, que son (somos) legión. "Stultorum infinitus est numerus". No aprendimos que una de las excelsas aportaciones de la Iglesia Católica a la Humanidad es que su credo no tiene origen ni deriva en una simple credulidad majadera sino que, desde sus primeros tiempos, ha pretendido demostrar su racionalidad, su concordancia con la experiencia y su valentía al desafiar las apariencias y el destino.
Tampoco aprendimos de Óscar Wilde que los verdaderos mentirosos no son esos políticos o abogados que pretenden hacer pasar por verdad lo que es una paparrucha, una trola, una patraña. Esos no engañan a nadie, ni siquiera a nosotros. El mentiroso auténtico es el que segrega falsedades de manera natural sin preocuparse lo más mínimo por las pruebas, por el contraste con los hechos, por guardar las apariencias. O sea, el mentiroso rey es el que es capaz de aplicar e imponer sus mentiras sin escrúpulos.
Por ejemplo, creemos –somos crédulos—, que vivimos en una democracia más o menos liberal, pero sólo un minuto de reflexión nos llevaría a considerar que eso de la democracia no es más que una mentira gigantesca. En España y en todas las "democracias" gobierna una........
© Libertad Digital
visit website