Tractores de ayer y de hoy
A lo largo de los últimos días, se han sucedido en los medios de comunicación diferentes análisis sobre las causas materiales de la movilización de los agricultores y ganaderos en toda Europa, pero singularmente en España. Sin embargo, no he leído un solo artículo sobre la evolución del conflicto en el mundo rural a lo largo de la historia reciente de nuestra democracia. Y es que, para aspirar a comprender la naturaleza del conflicto, no se puede perder de vista la modificación radical que ha experimentado el mundo rural desde la Transición. Durante el franquismo, e incluso antes, había una visión muy esquematizada y simplista, que pretendía contraponer un aparente primitivismo rural frente a formas reivindicativas más organizadas propias del mundo urbano. Esa visión ha quedado superada en cinco décadas de mutación sustancial. España ya no es la realidad en blanco y negro del tardofranquismo. El binomio rudimentario que durante parte del siglo XX mostraba una sociedad rural bipolar que enfrentaba al campesinado sumiso en el marco del clientelismo caziquil y, por otro lado, el jornalerismo revolucionario, representa ahora una panorámica caduca y felizmente superada.
Para la vieja izquierda, que es la actual izquierda en decadencia, la conflictividad ligada al mundo rural se ha asociado a movimientos revolucionarios, y ha habido fenómenos de idealización de algunas movilizaciones del pasado. Es más, la izquierda durante muchos años pretendió, y lo consiguió parcialmente, vincular la insumisión campesina con la rebelión debida contra los caziques y las élites latifundistas. Las revueltas........
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