Hora de cerrar, ministra
Mucho se ha hablado acerca de la propiedad de los hijos —que parecen seguir siendo de sus padres, de momento—, sin reparar en el escurridizo detalle de la propiedad de los padres, que acabarán siendo con el tiempo de sus hijos y que por eso, precisamente, deberían preocuparse un poco por la clase de dueños que van fabricándose sin querer. Mi cultura cinematográfica me ha enseñado que hay que tener cuidado en ese punto si no se quiere acabar siendo un esqueleto disecado en el dormitorio infranqueable de un motel. Y esto vale para cualquier cabeza de familia, incluida esa tan poco familiar a la que los españoles llamamos resignadamente Consejo de Ministros. Si el Estado cría cuervos, ya sabéis…
Por ejemplo: uno escucha a Yolanda Díaz,........
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