En España murió Dios
Ando estos días medio espeso y como alucinado, deambulando con la cabeza desgreñada y parándome en los parques para agitar por las solapas a los ancianos mientras les pregunto cómo han hecho para seguir aquí desde que murió Dios. Ellos siempre pegan un respingo e intentan agredirme con sus periódicos, pero yo respondo arrebatándoselos y señalándoles titulares que atestiguan la aparente falta de creencias de Pedro Sánchez, tratando como puedo de hacerme entender. Nunca lo hacen. Se alejan de mí esprintando como esprintan los ancianos y yo me quedo allí, con la prensa arrugada entre los dedos y sin ningún tipo de respuesta, más perdido que un país sin rumbo e igual de triste que una ruptura por burofax. Desesperanzado como Atticus Finch si tuviese que........
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