Ante el título de hoy, surgen tres preguntas que exigen respuestas antes de adentrarnos en su contenido. Las preguntas son: ¿quiénes?, ¿de qué? y, finalmente, ¿por qué?

Sobre, quiénes están excluidos, mi respuesta, tal como veo el problema, no cabe duda de que somos los españoles. Sí, los españoles como pueblo, o si prefieren, España. Es decir, aquella magnitud, cuya representación ostenta el gobierno español y, singularmente, su presidente. Él habla en nombre de España, y sus consecuencias, inciden en España y, más concretamente, en su pueblo, único capaz de gozar o de sufrir.

De qué están excluidos los españoles: aunque les sorprenda, mi respuesta no puede ser otra que, de la Unión Europea. Sé que los más formalistas, llevados por el asombro de la respuesta, alegarán que España es uno de los miembros de la Unión Europea desde 1986, por lo que no pueden existir dudas de que estamos incluidos y no excluidos.

Aunque, conviene distinguir entre los aspectos formales de cualquier inclusión en grupo, club, asociación… y los aspectos sustantivos. Formar parte, en su dimensión sustantiva, implica ser tenido en cuenta en proyectos, en decisiones, en políticas… de tal modo que cuando alguien es marginado, de hecho –no de derecho– no forma parte, pues no influye en la voluntad expresada por el grupo o asociación.

Y, desde aquí, entramos en el por qué. Ya me planteé esta cuestión, en el artículo que publiqué, en este mismo periódico, el 14 de julio de 2023, bajo el título de Jauja y ninguneo presidencial, al no haber sido invitada España a constituir la Alianza Industrial formada por Alemania, Francia e Italia. En aquel momento no hablé de exclusión, sino de no inclusión; sólo eran tres países, aunque muy significativos.

Hoy hablo de exclusión, porque el primer ministro finlandés ha excluido al presidente del gobierno español de un documento, firmado por catorce líderes europeos, dirigido a la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, recogiendo una importante iniciativa europea: la solicitud de que modifique la política del BEI, para poder financiar proyectos de defensa europea, ante las amenazas rusas.

Catorce líderes europeos, son muchos líderes, para excluir a España (miembro desde 1986) de la iniciativa promovida por Finlandia (miembro desde 1995). Algún compañero, para aliviar mi tribulación sobre las causas, sugirió que sería por la ideología del presidente Sánchez.

Pero, ¿acaso Sánchez tiene ideología? Sin ideas firmes, sólo con opiniones cambiantes, no cabe ideología. Los objetivos de Sánchez, se concretan en la visibilidad, no importa para qué. Y, la experiencia me ha enseñado que, cuanto más visible, menos creíble.

La politeness del primer ministro Orpo, vistió la exclusión, con la defensa de la independencia de la presidenta del BEI. Me parece una referencia excesivamente formal.

Si la señora Calviño, debe sentirse independiente, sólo porque el presidente Sánchez no haya firmado el documento, más les vale, a los que sí lo firmaron, que vigilen de cerca sus actuaciones, para evitar presiones ante quien, en tiempos no tan pasados, respondió siempre con vileza, irreconciliable con su responsabilidad.

Para mí, la exclusión ha sido por un Sánchez inapropiado.

QOSHE - ¡Excluidos! - José T. Raga
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¡Excluidos!

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29.03.2024

Ante el título de hoy, surgen tres preguntas que exigen respuestas antes de adentrarnos en su contenido. Las preguntas son: ¿quiénes?, ¿de qué? y, finalmente, ¿por qué?

Sobre, quiénes están excluidos, mi respuesta, tal como veo el problema, no cabe duda de que somos los españoles. Sí, los españoles como pueblo, o si prefieren, España. Es decir, aquella magnitud, cuya representación ostenta el gobierno español y, singularmente, su presidente. Él habla en nombre de España, y sus consecuencias, inciden en España y, más concretamente, en su pueblo, único capaz de gozar o de sufrir.

De qué están excluidos los españoles: aunque les sorprenda, mi respuesta no puede ser otra que, de la Unión Europea. Sé que los más formalistas, llevados por el asombro de la respuesta, alegarán que........

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