Irse de Twitter
Con inmensa desazón, con insomnio, desconsuelo y temblores en los dedos de los pies, asisto impotente a la fuga de nuestros más brillantes tuiteros, esos que tú sabes. Es tal mi tristeza, que a ratos pierdo hasta la cobertura, y en solidaridad con su forzada ausencia, tuiteo algo en los comentarios de productos de Shein, o en ChatGPT, o lo escribo con vaho en el espejo del baño. Es un drama mundial. Se marchan así, como caen las hojas en otoño, como las golondrinas que imaginó el poeta, y nos dejan huérfanos de su sabiduría, tolerancia y libertad. Estoy tan dolido por el ejército de justicieros que abandona esta intoxicada red, tanto, tan de luto, que estoy a punto de instalarme un crespón negro en la punta del wifi.
La característica común a estos camaradas digitales que se van es que no toleran que Elon Musk haya dinamitado la dictadura woke que acallaba a las voces discrepantes. Ese cabrón quiere dejar hablar a todo el mundo en libertad. ¿Alguien se ha parado a pensar lo peligroso que resulta eso? ¿Hasta dónde va a llegar esta corriente de fascismo? ¿Cómo es posible que hasta nuestros jóvenes encuentren punk ser facha? ¿Esto lo sabe el Fiscal General del........
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