Una emergencia no depende del hombre providencial
El presidente del Gobierno ha dado nuevas pruebas de lo que duran sus buenas intenciones, siempre desde el supuesto de que fueran buenas y fueran intenciones. Después de la catástrofe en Valencia, proclamó que no era el momento de entrar en la guerra de culpas, que esa sucia batalla era para después y que había tiempo. Cierto que la intención proclamada la contrapesaba y contradecía todo su entorno, que se lanzó como un solo hombre contra un solo hombre, el presidente valenciano. Pero Sánchez, cierto también, podía decir que él no. Ahora, con su comparecencia en el Congreso, ya no puede decir que él no. Él, sí, culpa a Mazón de todo. Claro que, fiel a su estilo, entra de lleno en la refriega, señala con el dedo a un culpable, pero no renuncia a colocarse au-dessus de la mêlée. Culpa a Mazón........
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