Menos hablar de inmigración, todo
El Gobierno ha tendido la mano al PP para aprobar que sea obligatorio el reparto de inmigrantes con su habitual talante bonachón y democrático: o lo aprobáis o sois unos ultras y unos racistas. Más opciones no hay en la mano tendida, o sea. Toda la trifulca por la saturación en Canarias la han estimulado socialistas y sumandos con ese tono, un tono que excluye toda posibilidad de hablar de inmigración en serio. El Gobierno no tiene el mínimo interés en que se hable de política migratoria. ¿Cómo va a tenerlo? Primero, no puede hablar en serio de nada. Y después: es que habría que hablar de la ausencia de medidas efectivas para frenar la inmigración ilegal y de que no son capaces de armar una política que incentive la legal. En las dos caras de este asunto, Sánchez y sus socios fallan con estrépito. ¿Qué hacer entonces? Lo de siempre: reducir un problema grave a un guiñol en el que apalear a los malos, ¡ultras y racistas! mientras los buenos, ¡humanitarios y solidarios! se dan autobombo.
Ninguna idea, cero, ha........
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