A los saharauis sí los deportan
Hará una eternidad, y más o menos un mes, el Gobierno reaccionó a la mención de "deportaciones masivas" que había hecho un portavoz del PP con rechazo frontal y tremendo escándalo. La palabra deportación, sin más texto ni contexto, tuvo entonces el poder de desencadenar la histeria de los gubernamentales y pareció que iba a incorporarse al catálogo de palabras proscritas, remedo de aquel Índice de libros prohibidos que tuvo la Iglesia. Pronunciarla se convirtió en aquel instante en la prueba de que uno se echaba, embriagado, en brazos de la extrema derecha xenófoba. Al calor de la ira humanitaria, se pudo pensar que el Gobierno y el partido de Sánchez nunca jamás habían deportado y nunca jamás deportarían a nadie, en ninguna circunstancia. Pero nunca digas nunca jamás. Aquí estamos, una........
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