Palabras envilecidas
Más allá de los navajazos que se intercambian los políticos entre sí como si la función de la política fuera eliminarse entre ellos, resulta desesperante la maña que se dan en destruir la única herramienta que poseemos los humanos para entendernos: la palabra. Destruido el lenguaje y sus reglas, sólo queda la tribu, la ley de la selva, la intemperie. O sea, el sanchismo. Llamo sanchismo a la democracia tóxica que ha engendrado. Y a las reacciones de la misma calaña de algunos de sus rivales. Ponga cada cual a quién considere. Y lo que considere.
Habríamos de recapacitar cómo hemos llegado a esto, y tener la valentía intelectual para replantearnos todos los estigmas que nos impiden enfrentarnos a la descalificación ideológica para destruir al contrario sin necesidad de razonar ni justificar la injuria (ultraderecha, comunista, rojo de mierda, facha, patriarcado, populista, machista, machirulo, feminazi, fachosfera, zurdo, ultra, botifler, ñordo, españolista, nacionalista, nazi, etarra, fascista, izquierda,........
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