Ni bobo ni genio, sólo un farsante
De ciertos mandamases, el pueblo canta coplas. Ni Rodríguez Zapatero era bobo, puede que malo, ni Pedro Sánchez genio, sino farsante, ni Franco un mediocre, sino ladino y astuto, ni Adolf Hitler un tuercebotas, sino un psicópata con aires milenaristas. Ninguno de los cuatro llegó hasta donde llegó sin carecer de habilidad, astucia e inteligencia. Y pocos escrúpulos. De ahí, a que fueran genios o bobos…
Viene a cuento por la controversia sobre el artículo de la semana pasada, Arturo Pérez-Reverte y el genio enlodado contra la consideración de genio que le atribuyó el escritor a Pedro Sánchez en El Hormiguero. Es evidente que mis argumentos pudieron ser insuficientes, equívocos o simplemente erróneos. Por eso me esforzaré de nuevo en lo que sigo considerando un error o una frivolidad, por sus consecuencias, atribuirle a ese charlatán de feria, el apelativo de genio. Pero en esta ocasión no me dirijo al autor que nada tiene que ver con la controversia, sino a todos los que se sumaron en las RRSS al levantamiento del cadáver. Básicamente, el argumento crítico general ha interpretado que le niego la vitola de genio a Pedro Sánchez porque lo juzgo desde parámetros morales. De ello se deduciría que niego la posibilidad de la existencia de genios malignos. Creí haber dejado claro que no era la ética sino la cuenta de resultados lo que guiaba mi crítica.
Nada que objetar, por tanto, con la existencia de genios malignos. De hecho, la historia está llena de genios del mal, incluso de genios reconocidos por sus aportaciones a la ciencia, al arte o a la historia, y sin embargo personas indeseables. Ahí tienen a Isaac Newton, posiblemente el mayor genio de la ciencia de todos los tiempos, y sin embargo rencoroso, vengativo, puritano, dogmático (no soportaba las críticas), cruel, siempre........
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