¿Qué vendrá?
Vivimos el final de cada año como una dicotomía entre lo que acaba y lo que empieza. Como si el que finaliza zanjara una etapa y el nuevo abriera las puertas de todo un mundo por descubrir. Entre la nostalgia y los buenos propósitos, brindamos con la ilusión pueril de que todo será maravilloso. Desde luego, nada impide que no lo vaya a ser. Aunque, a veces, esa esperanza tan humana se pueda ver superada por la realidad. Estos días en los que pasamos tantos ratos en familia, albergados en la calidez de nuestras casas, no deja de ser un clásico ver de nuevo algunas películas; sobre todo, aquellas que, de alguna manera nos han podido marcar. En mi caso, una de las que integra esa colección es El club de los poetas muertos: valorar el momento, vivir el día, las pasiones que se enfrían con la realidad, saber transitar del éxito a la derrota, la lealtad y, ante todo, la importancia de pensar.
En estos tiempos en los que la política también se vive desde la dualidad razón/emoción; desde el paradigma descartiano entre........
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