El juez y los símbolos
La causa abierta contra el juez Garzón por su instrucción de los crímenes del franquismo se ha convertido en un nuevo episodio de la politización de la justicia española y ha desatado una polémica irresponsable y sectaria. Infatigable, osado y a veces precipitado, Garzón tiene otras dos causas abiertas y, en su larga carrera –en la que ha combatido el terrorismo, el narcotráfico y ha encausado a Pinochet y a los verdugos de la dictadura argentina– ha incomodado a los partidos políticos: al psoe, con la investigación de los gal, y al pp, con la trama Gürtel. Al declararse competente para investigar el franquismo, realizó una interpretación efectista y discutible de la ley, pero no cometió una injusticia a sabiendas. El auto, que argumentaba que el régimen había cometido crímenes contra la humanidad sobre los que no se aplicaba la Ley de Amnistía, tenía algo de gesto de cara a la galería, como demuestra la petición de entrega de los certificados de defunción de Franco y 34 de sus generales, y esa lectura simbólica se ha extendido a todo el asunto. Los medios conservadores creen que Garzón se puso por encima de la ley; la izquierda ve una persecución de la extrema derecha y los enemigos de Garzón en la judicatura, con el apoyo moral del pp. Si El País decía tras la suspensión del magistrado: “El Supremo vence al juez de la democracia”, como si los otros fueran jueces de otra cosa, el abc titulaba su........
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