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La banalidad del mal vuelve
La violencia angustiante de La cinta blanca me dejó noqueada. La obra maestra de Michael Haneke es difícil. El odio de los gestos cotidianos te cubre con una desagradable capa pegajosa que tarda en desaparecer. En La zona de interés de Jonathan Glazer, la violencia no es explícita, pero el director británico consigue el mismo efecto que Haneke. Mientras vemos florecer el jardín de la esposa de Rudolf Höss, el mal cala bien hondo.
A las puertas de las elecciones europeas tengo en mente estas dos películas. Porque el odio vuelve a acechar Europa: un........
© La Vanguardia
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