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¿Y cómo continuará?
A una persona sentimentalmente sabia y públicamente admirada, le oí decir recientemente: “Desde luego que me da mucha rabia morirme”. Así tal cual, sin dramatizar ni las palabras ni el gesto. Lucidez y economía verbal. Y capacidad de síntesis. Ausente de miedos. Claro que con una cierta amargura biológica que, de inmediato, me hizo pensar en una de las funciones, casi la principal, del arte y la poesía: intentar ponerle trampas a la muerte. Procurar engañarla, distraerla.
Es este un escamoteo secular para intentar combatir a nuestro propio........
© La Vanguardia
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