Salir del hoyo
Una de las películas más sobrecogedoras que he visto últimamente es la austriaca El baño del diablo, ganadora del premio al mejor largometraje en el Festival de Cine Fantástico de Sitges. La historia está inspirada en algunos de los cientos de casos documentados de violencia vicaria en los que una mujer asesinaba a un niño para, acto seguido, entregarse a la policía y ser ejecutada. Ocurría en la Austria del siglo XVIII. Una sociedad tan fanáticamente religiosa como aquella negaba a los suicidas el derecho a ser enterrados y los enviaba de cabeza al infierno. Quienes cometían un asesinato podían, en cambio, recibir el sacramento de la confesión y evitar de ese modo las llamas del infierno. Era una manera también vicaria de suicidarse.
Los directores de la película, Severin Fiala y Veronika Franz, han explicado que el título procede de una expresión popular de la época: los que caían en el pozo de la melancolía quedaban atrapados en el “baño del diablo”. Melancolía es el término que desde los tiempos de Hipócrates se ha venido usando para denominar lo que ahora........
© La Vanguardia
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