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Las raquetas de la ira
Apártate, chaval, déjame pasar”, dijo Layo. “Apártate tú, carcamal, tengo yo preferencia con mi carro”, le contestó Edipo. Empezaron a discutir en un cruce de caminos cerca de Delfos, en Grecia, se encolerizaron cada vez más y de los gritos pasaron a las manos. Layo golpeó a aquel joven que no le dejaba pasar con su carro, ¡a él, el rey de Tebas!, este le devolvió el golpe y lo mató. Así, por la ira en una discusión de tráfico, Edipo mató a Layo (sin saber que era su padre). Luego sucedió todo lo demás, que le vino muy a bien a Freud.
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La peña se vuelve muy loca cuando está conduciendo, o........
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