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“Falta de resultados impulsa a los que dicen que la acción climática no tiene futuro”

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25.11.2024

La COP de cambio climático de Bakú, en Azerbaiyán, concluyó con un acuerdo que no cumplió con los objetivos de una COP pensada para avanzar en el tema de financiación. La meta de financiamiento climático se incrementó de 100 mil millones a 300 mil millones de dólares anuales, pero quedó lejos de los 1.3 billones de dólares que se esperaba acordar para hacer frente a la crisis climática, un objetivo que se pospuso hasta 2035.

La Silla Académica conversó con Antonio Hill, asesor del Natural Resource Governance Institute y experto en justicia climática y desarrollo social para analizar los resultados de la COP29. También habló con Jhon Betancur, director de la línea de investigación en biosistemas integrados del Doctorado en Desarrollo Sostenible de la Universidad de Manizales, sobre los avances y retos de Colombia en temas como la transición energética, los mercados de carbono y las tecnologías renovables discutidos en la cumbre.

La Silla Académica. ¿Qué acuerdos se esperaba salieran de la COP29, una cumbre de bajo perfil?

Antonio Hill. Esta COP era la última oportunidad para cumplir con el Acuerdo de París, que exigía que se fijara una nueva meta de financiación climática antes del 2025. En este tema, no era solo qué tanto se lograba aumentar el monto final, que quedó en 300 mil millones de dólares anuales, sino los términos de esa financiación.

Cuestiones como la adicionalidad eran fundamentales. Esto hace referencia a si los recursos son nuevos y adicionales a los flujos existentes de cooperación internacional, el propósito de los mismos y el grado en que realmente apoyarán la transición energética que están llevando a cabo los países de bajos y medianos ingresos.

También lo eran la calidad y la forma de ese financiamiento, ya que existe una gran diferencia entre subvenciones o transferencias directas desde la bolsa pública y préstamos, sean estos concesionales o no concesionales. Este fue un tema especialmente álgido dentro de estas negociaciones. En la última versión del texto de la negociación que se publicó el viernes anterior, había señales alentadoras porque incluía las mejores opciones y que beneficiarían a un país como Colombia.

La ambición sobre el financiamiento disponible que saliera de esta cumbre se relaciona con la del próximo año en Brasil y con el hecho de que, para el 10 de febrero del 2026, se espera establecer las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés).

Estas NDC son las metas de cada país. Todas serán analizadas en Belén para evaluar qué tan lejos estamos de cumplir realmente los objetivos del Acuerdo de París, especialmente el de limitar el aumento de la temperatura promedio global a 1.5 grados Celsius.

La poca ambición y la escasa confianza en que esos recursos realmente estarán disponibles dificultará que los países se comprometan con metas más ambiciosas en sus NDC. Para un país como Colombia, que está tomando decisiones clave como la transición de la industria del gas y el petróleo, esta situación puede marcar una diferencia significativa.

LSA. Un tema que sonó en la COP y en la reunión del G20 es la reelección de Trump y cómo afectaría los compromisos ambientales. ¿Qué piensa de este riesgo?

AH. Después de pasar una semana en Bakú, fue evidente la ansiedad y preocupación por los resultados de las elecciones en Estados Unidos. En general, la situación geopolítica internacional causa incertidumbre y preocupación.

Paradójicamente, esta situación también ejerce una fuerte presión sobre los países que ya están comprometidos con el Acuerdo de París, porque saben que tienen que tener buenos resultados, especialmente en términos de financiamiento. No tener estos resultados le da argumentos a quienes dicen que la acción climática global no tiene futuro.

Ahora, los vaivenes en los compromisos climáticos por parte de Estados Unidos ya son bien conocidos por los gobiernos, negociadores y delegaciones. Por eso la llegada de Trump tal vez preocupa más por lo que podría implicar en temas internacionales, como la relación con Rusia y la guerra en Ucrania o las tensiones comerciales con China y cómo contribuiría a que se congele la economía mundial, más que se retire, de nuevo, del Acuerdo de París.

A lo largo de las negociaciones climáticas, Estados Unidos ha tenido un papel determinante, desde su presión en 1997 para incluir mecanismos de mercado en el Protocolo de Kioto hasta su retirada del Acuerdo de París durante el anterior gobierno de Trump. Con estos vaivenes, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, no se espera que Estados Unidos juegue un papel protagónico en la acción climática. Por eso, que una nueva administración decida descartar sus compromisos no es una sorpresa ni una gran preocupación.

En su momento Trump se retiró, pero la transición energética siguió impulsada por la economía renovable y los Estados comprometidos con la sostenibilidad. En la práctica, la energía renovable no convencional creció significativamente y se asentaron dinámicas que luego se intensificaron con la administración de Biden.

Además, varios estados tienen autoridad y soberanía sobre sus políticas energéticas y casi la mitad de la economía estadounidense está........

© La Silla Vacía


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