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En las últimas dos décadas, el 2025 ha sido el mejor año para el ELN. La mayor parte de sus planes estratégicos se han desarrollado según lo esperado tanto en lo militar como en lo político. A pesar de que en lo económico han enfrentado reveses por cuenta de operaciones antilavado y de extinción de dominio, en las que se han concentrado los esfuerzos del gobierno nacional, su andamiaje financiero goza de buena salud.

Hace 20 años era difícil pensar que el ELN pudiera estar en el lugar en el que se encuentra hoy. Sus bases sociales habían sido casi extintas por la violencia paramilitar, se encontraba en medio de una negociación con el gobierno Uribe, sus estructuras urbanas no sobrepasaban una decena de células inoperantes mayoritariamente al servicio logístico de los Frentes de Guerra, y sus mandos más importantes estaban aislados en lo profundo de la Serranía de San Lucas en el Sur de Bolívar, en el Catatumbo y otros tantos en Venezuela. La ventana de oportunidad que representaba el régimen bolivariano como un espacio para tomar oxígeno y reconstruirse militarmente no era todavía clara, pues apenas empezaban a institucionalizarse las primeras escuelas de militantes en las llanuras venezolanas.

Militarmente, como en gran parte de su historia, la vida del ELN transcurría a la sombra de las extintas Farc. Además, por cuenta de las negociaciones que adelantaba el ELN con el gobierno del presidente Uribe y de otras tensiones locales, peleaba una cruenta guerra contra las Farc en Arauca, la cual se extendería hasta el 2011.

A mediados del 2006, tuvo lugar el IV........

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