La raya que Laura Restrepo no quiere cruzar
Esta columna fue escrita por la columnista invitada Isabel Arroyo.
La semana que pasó, la actividad alrededor del próximo Hay Festival Cartagena se empezó a agitar a raíz de la polémica que desató la decisión de la escritora Laura Restrepo de cancelar su participación en el evento, en protesta por el espacio que el Festival le abrió a María Corina Machado.
En lugar de sumarme al rechazo o a los aplausos que generó esta decisión, me parece importante examinar críticamente los argumentos con los que una de las escritoras más respetadas de América Latina se opone enfáticamente a que la voz de la líder de la oposición venezolana, y reciente premio Nobel de Paz, sea escuchada en el Hay Festival.
En una carta a los organizadores del evento, la novelista se refiere a la “señora Machado” como “una activa partidaria de la intervención militar de Estados Unidos en América Latina”. No solo le parece inconveniente su participación en el Hay Festival, sino que considera que invitarla como ponente “ha sido cruzar la raya”.
¿A qué raya se refiere? Según lo que se desprende de la carta, a la que señala los límites de la diversidad de opiniones contrapuestas que se pueden tolerar en un foro cultural. En principio, no está mal pedir que esos límites existan. No comparto la visión simplista según la cual hay que abrirles campo y micrófonos a todas las opiniones. No creo tampoco que poner esos límites sea censura. En todo evento hay un ejercicio de curaduría que escoge qué incluir y qué no, a qué darle voz y a qué silenciar. Pedir........





















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