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“Fiebre Solar”: complejidades de la bonanza de los paneles en el Caribe

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19.12.2025

El aumento de la energía solar en la matriz energética del país ha sido dramático durante los cuatro años del gobierno Petro y será su gran legado para la transición energética. Mientras que en 2022 las solares aportaban apenas el 2 por ciento de la energía nacional, se estima que al cierre de este año aportarán entre el 10 y el 12 por ciento.

Departamentos como La Guajira y Cesar, que fueron territorios decisivos para la actividad minera, ahora se están convirtiendo en las regiones claves para la expansión de las fronteras energéticas nacionales con la llegada de grandes y pequeños proyectos solares, en medio de transformaciones sociales y sobre el territorio que apenas estamos empezando a entender.

Pablo Jaramillo es profesor del departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes y hace parte de la iniciativa Futuros Energéticos de esa universidad, que plantea formas alternativas de pensar la transición energética del país. 

Jaramillo, junto con otros investigadores, ha empezado a hacer etnografía en esos departamentos del caribe para entender qué está pasando con la llegada de los proyectos solares. Recientemente publicó, junto con Valeria Tafurt, el artículo “Are energy transitions suffering from archive fever?” (2025) y “Battling against Air-e” (2024) que recogen sus experiencias en esos departamentos y alimentan esta entrevista. 

LSA. ¿Cómo arrancó el trabajo etnográfico que han realizado sobre proyectos solares en La Guajira y Cesar? 

Pablo Jaramillo. Yo venía trabajando sobre renovables por un tiempo y una de las cuestiones que empezaba a notar era esta expansión de los proyectos de energía solar en ciertos territorios. La crisis de la entrada de proyectos eólicos había desplazado la atención de las renovables hacia otros lugares, y entonces decidimos preguntarnos con un equipo de investigación: ¿qué es lo que está pasando allí?

Cuando uno explora la expansión energética o mineroenergética, en general, hay cierto fetiche con el proyecto: “Este proyecto va a traer estas consecuencias”, “está desplazando población o hay violación de derechos humanos”. Es el proyecto el rey metodológico de muchas miradas a lo mineroenergético. 

Una de las primeras cosas que dijimos es que no nos ibamos a enfocar en proyectos, sino en regiones y territorios donde hay un entramado extractivo que está siendo heredado hacia lo renovable. 

Para hacerlo, una de las cosas que primero teníamos que hacer era entender cómo se estaban apoyando las renovables en esa historia de extracción, y el sur de La Guajira y el norte del Cesar eran el lugar por excelencia. En esa región tenemos una historia del carbón impresionante, con los proyectos de Cerrejón y Prodeco. 

Allí se superponen los proyectos renovables con estas infraestructuras extractivas. Lo que ocurre es que infraestructuras nuevas siguen el camino de infraestructuras pasadas. Por ejemplo, las líneas eléctricas siguen caminos de carreteras creadas para los proyectos mineros porque ofrecen facilidades logísticas de acceso. 

Así, la idea de la investigación era entender el entramado de infraestructuras y proyectos en esa región donde está ocurriendo una “fiebre solar”, según las palabras de un campesino con el que hablamos y que arrendó su tierra para la construcción de una granja solar. 

Es una fiebre que se está expandiendo rápidamente, con síntomas que se multiplican en distintas partes y que está poniendo una presión sobre la tierra y creando ansiedad sobre la distribución de los beneficios y daños de los proyectos. 

LSA: ¿Qué dificultades encontraron cuando llegaron a recoger información sobre cómo avanzan los proyectos solares? 

Lo que primero nos dimos cuenta es lo difícil que era acceder a una infraestructura de conocimiento: me refiero a datos, computadores o incluso salones donde se guardan grandes cantidades de papel. Vimos que es dificilísimo acceder a esto. 

Fueron los funcionarios de las agencias de licenciamiento ambiental los que muchas veces nos decían “aquí hay algo sistémico ocurriendo en el licenciamiento ambiental que está facilitando, por ejemplo, formas de especulación sobre los territorios”. Nos dimos cuenta de que esas dificultades para acceder a ese conocimiento era parte del entramado de relaciones que estaba haciendo que la transición energética ocurriera de cierta forma en esas zonas.  

Imagine un ciudadano en el sur de La Guajira o norte del Cesar que........

© La Silla Vacía