La peor elección – Andrés Caro
Si uno cree que “el arco moral del universo apunta a la justicia”, va a tener que hacer muchas maromas para entender y para digerir la victoria de Donald Trump. Por ahora, la mayoría está buscando culpables.
Algunos están recriminando al Partido Demócrata por haber apoyado a Biden a pesar de su evidente senilidad y de que se sabía que no iba a ser capaz de ser un candidato viable para la reelección. Otros, porque no hizo una primaria abierta, y decidió proclamar a Kamala Harris –una candidata mediocre en 2019– sin una competencia democrática. Otros, como el presidente de este país, lo criticaron por haber sido cómplice de la respuesta de Israel en Gaza. Otros, por haber dejado que Harris escogiera a Tim Waltz y no a Josh Shapiro, el gobernador de Pensilvania, un estado que Harris tenía que ganar. Otros, porque se volvió un “partido de mojigatos dedicados a pontificar” que, en vez de buscar soluciones a los problemas de la mayoría de la gente (It’s the economy, stupid), se dedicó a amplificar disputas ideológicas y de estatus entre grupos identitarios, metiéndose en una frívola guerra cultural entre minorías.
Todas estas razones contaron para que Trump ganara.
Pero dejan de lado tres verdades con las que también tenemos que lidiar.
El gobierno de Biden fue relativamente exitoso en términos económicos. Sí, su plan para reducir la inflación (que sigue afectando a la gente, especialmente a la más pobre) fue, de hecho, inflacionario: un gran error que pudo costarles la elección. Pero también hizo uno de los proyectos de infraestructura más ambiciosos de la historia de Estados Unidos, hizo transferencias directas a mujeres y niños que sirvieron para reducir mucho la pobreza, y deja una economía fuerte.
La de Harris, además, fue una buena campaña, contaminada, sí, por el gran error de que Biden se hubiera lanzado a la reelección el año pasado. Harris minimizó los errores y el resultado final está dentro del margen de error. Organizó una coalición con gente de izquierda y de derecha. Le ganó a Trump, por mucho, un debate en que lo dejó ver como un delirante y un delincuente.
(No hubo más debates porque Trump también es un cobarde).
Y esa es la tercera verdad. Lo que es más evidente es que Trump era mucho peor candidato, más impopular, peor persona y peor líder que Harris. Y va a ser, de hecho, un peor presidente en los dos asuntos que más les preocupan a los votantes: la economía y........© La Silla Vacía
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