Venezuela. Por aquí todos bien, gracias a Dios
Colas en un cine de Caracas para ver el estreno de la serie 'Nicolás' alusiva al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el pasado 21 de noviembre. / MIGUEL GUTIÉRREZ / EFE
Ahora he leído un libro emocionante, La vida interrumpida. Crónicas de un regreso a Caracas, de Pedro Plaza Salvati, prologado por Antonio Muñoz Molina, publicado por Catarata.
Me lo envió la editorial y el autor, que vive en Barcelona y procede de Caracas, luego me pidió que se lo presentara en Madrid, en la Librería Antonio Machado. Lo leí de principio a fin, como si fuera una carta que me enviara desde allá, desde Caracas, este autor que yo no conocía.
De principio a fin, uniendo a ello el hermosísimo prólogo de Muñoz Molina, sentí que este libro, desde que empieza hasta que acaba, es una carta a quien quiera sentirse cerca de la doliente Venezuela de estos tiempos (y de tanto tiempo). El libro de Plaza Salvati es la historia de cómo allí, en aquella querida Caracas, se había vivido la pandemia, cómo la vivió él, cómo la vio, cómo la paseó, cómo rompió su corazón, cómo se la llevó consigo, con qué dolor, cuando el avión lo alejó de la ciudad de su vida.
Pues de eso se trata, de contar la capital de Venezuela por parte de alguien que nació allí, vive en Barcelona y, por esos azares que tiene la vida, se hallaba en la capital venezolana cuando el mundo se cerró para todo el mundo y para ese país al que pertenecemos también quienes no vivimos allí.
Venezuela, Caracas, ha sido durante muchos años, desde que soy un muchacho ávido de leer, y de escribir, mi otro país, mi casa lejana, a la que pertenezco por razones de gratitud y de amor. De........





















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