El legado
El legado del alcalde Carlos Mario Marín es como esa cebra peatonal que no va a ninguna parte. Su legado se estrella contra el sardinel y dos árboles antes de lograr llegar a cualquier lado. Tiene la pintura que se necesitaba, pero dirigida hacia la idiotez. Eso se nos hará una carga después.
Lo que nos hereda no alcanza a describirse en ese 73% de desfavorabilidad con el que termina, según la Polimétrica. Tampoco logra ser explicado por las obras que deja sin entregar, con prórrogas altísimas, o por sus contratistas favoritos. El legado de esta alcaldía es esa cebra peatonal, un digno ejemplo de todo lo que se nos hace idiota: el punto exacto en el que la falta de razonamiento se hace ofensiva.
“Bobo es el que hace bobadas”, fue la filosofía pambeliana que le aplicó su exfuncionario y examigo Arturo Espejo Arbeláez, cuando quiso insultarlo por audios. Fue el más acertado. No lo digo por aplicarle lo de bobo a la persona del alcalde —yo hago parte de quienes dejamos de subestimar políticos hace........
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