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Miguel Méndez Fabbiani: Carta Abierta al Presidente Trump. Movimiento de Liberación Venezolano, 1 de diciembre del año 2025

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01.12.2025

Excelentísimo Presidente de Los Estados Unidos de América Señor Donald J. Trump. En nombre del 95% de mi grande pueblo venezolano, que anhela con fervor inextinguible la aurora de su libertad perdida, me dirijo a Vuestra respetable Excelencia con la solemnidad que exige la historia compartida entre nuestras naciones. Tejiendo nuestros países un tapiz inacabable de alianzas eternas y de mutuo respeto que trasciende desde los siglos. Desde nuestra corta experiencia como aficionado de la historia, evoco ante Vos los lazos indisolubles que unen a los Estados Unidos de América con la República de Venezuela, esos vínculos históricos forjados en el crisol de la independencia y la solidaridad continental, donde el espíritu de libertad resonó como un eco divino a través de las nieves de los Andes suramericanos y las planicies anegadas del Mississippi. Recordemos, respetable Señor, cómo la familia del inmortal General George Washington, padre fundador de vuestra gran nación, envió un sagrado mechón de su noble cabello a nuestro Libertador Simón Bolívar como símbolo inequívoco de fraternidad eterna. Un gesto que aún guarda celosamente nuestra memoria colectiva, recordándonos que la lucha por la independencia no fue un acto geográfico aislado, sino un concierto armónico de ideales entre pueblos hermanos que aspiran a la soberanía pacífica bajo el manto protector de la providencia. Asimismo, los eruditos fundadores de los Estados Unidos, con su proverbial sabiduría visionaria, extendieron especiales consideraciones a nuestro Precursor Don Sebastián Francisco de Miranda Rodríguez en el siglo XIX, reconociendo méritos superiores en el pionero heraldo de la emancipación americana, y así ambas naciones tendieron puentes indestructibles de altísimos ideales republicanos que iluminaron el camino conjunto de nuestra gesta libertadora. No olvidamos los venezolanos la defensa naval que los Estados Unidos realizó de nuestros puertos, contra las oprobiosas cañoneras europeas a principios de siglo XX, invocando la aún vigente Doctrina Monroe como poderoso escudo protector. Doctrina protectora que rápidamente disuadió a las potencias imperiales europeas de su ruin intento invasor, gesto invaluable que preservó la integridad de nuestra soberanía, sin importar la sintonía bilateral de nuestros impredecibles gobernantes de turno en aquella época. Ni deben extraviarse tampoco en las amarillentas reminiscencias de la desmemoria, aquellas otras ocasiones de unión entre nuestros pueblos, como las provechosas alianzas comerciales, energéticas........

© La Patilla