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León Sarcos: Elvis Presley. Un rey muy rico, triste y solitario

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05.07.2024

Escuchar a Elvis por primera vez, fue como salir de prisión. Bob Dylan

Fue él, un inocente alquimista, una extraña y exótica especie, mezcla de Cupido y el rey Midas que todo lo que cantaba lo convertía en amor y oro, porque sin proponérselo fue el mensajero de ritmos nativos de Europa, de América y de la cultura afroamericana, de los cuales sería uno de los primeros grandes intérpretes y el difusor más consagrado de su época.

Hay una bella tristeza en los matices de su voz que nos conmueve; en ella da la impresión de que estuvieran escritas las notas musicales que nos describen los sinos de su estrepitoso éxito y el caleidoscópico summum de emociones y sentimientos que, lo violento de su llegada a la cima no le permitieron procesar y disfrutar con naturalidad, pero que, así mismo, lo convirtieron en la figura más emblemática, representativa e inmortal del rock and roll.

Tal como lo afirma Ray Connolly en su biografía, Ser Elvis: siendo la música el camino más corto hacia los sentimientos, las estrellas de la canción vienen y van movidas por breves oleadas de entusiasmo; pero había algo en su voz, en su actitud, en su sonrisa tímida, en su belleza juvenil, en sus movimientos corporales al cantar, en su atractivo sexual y en su historia personal que se quedó grabado para siempre en el imaginario de las masas. Y ahí sigue, convirtiéndolo en el mejor icono estadounidense, y, a más de cuatro prolongadas décadas de su muerte, en el más duradero también.

Nace la primera gran estrella del rock

La música góspel es lo mas puro que hay en esta tierra. Elvis Presley

El momento en que vino al mundo no pudo ser más difícil: aún se vivían los coletazos de la crisis de 1929, pese a que ya comenzaban a sentirse los efectos del New Deal en Mississippi, el estado, desde que terminó la Guerra de Secesión, más pobre de la unión.

En Tupelo, un pueblo de 6.000 habitantes, llamado así por los indios Choctaw, en una casa de madera construida sobre bloques de cemento, vendrá al mundo, un 8 de enero de 1935, Elvis Aron, treinta minutos después de un gemelo a quien sus padres, Vernon Elvis Presley y Gladys Love Smith, pusieron el nombre de Jesse Garon, quien nació muerto.

La modesta casa de dos habitaciones, estaba alumbrada por dos lámparas de aceite y el agua que hacía falta se hervía en una estufa de leña. El parto costó 15 dólares y fue pagado en su totalidad por una asociación de beneficencia pública.

Era un niño cazurro, cándido, inocente y bien educado, hijo de mamá, amante del góspel y lector de la Biblia, que siempre soñó con ser miembro de un cuarteto de los que cantan en la iglesia y al que un día su madre, cuando era muy pequeño, propinó una zurra porque lo descubrió recogiendo botellas vacías de los patios para venderlas a un centavo de dólar para ayudar a sostener a la familia.

Un joven angelado, nacido para cantar y triunfar en un estilo tan original y escandaloso que revolucionó la música y que se dijo a sí mismo, después de terminar la secundaria y el acto de graduación: No sé por qué me dieron un título de bachiller. Solo pensaba en James Dean, en Tony Curtis y Marlon Brando, y me pasaba las horas mirando la ventana.

Una vida paradójica y de alto contraste

Haz lo que sea bueno para ti, mientras no hagas daño a nadie. Elvis Presley

Elvis Aron Presley es hijo de las paradojas y los contrastes. Su salto a la fama fue tan abrupto y contrastante con sus orígenes y su proceso de formación, que su escasa preparación, su excesiva sensibilidad y su ausencia total de experiencia, hicieron de su vida una existencia muy rica en emociones, en nuevas experiencias, en satisfacciones, en triunfos, pero muy solitaria, muy marcada por sus carencias originales, por el alto costo que tiene que pagar el genio por la duda de los otros, la envidia, la mezquindad y el odio que causa la novedad, la creación, la belleza cuando viene de donde no debe, y el portador de lo nuevo es castigado por la incomprensión, la ignorancia y la doble moral.

En cinco años, desde 1954 a 1958 –fecha de su llamado a servir en el ejército– haría una carrera vertiginosa hacia lo más alto de la montaña, de donde, con altibajos, no descendería –a pesar de dos años en el servicio militar que realizó con honores– sino con su repentino fallecimiento, a causa de un paro cardiorrespiratorio, un día fatídico de agosto de 1977.

El sueño de su primer patrocinante, el propietario de Sun Records, Sam Phillips –desde que constituyó su pequeño estudio de grabación, más para atender reproducción de rituales que para cazar talentos–, había sido y se lo repetía a su asistente y amante Marion Keisker: Si pudiera encontrar a un blanco que tuviera un sonido negro y un sentimiento negro, podría hacer mil millones de dólares.

Marion había guardado un papelito, junto con una copia, desde que Elvis, para experimentar, había grabado una canción supuestamente para su madre. En ese papel había escrito, de tan bien impresionados que habían quedado con su voz, por órdenes de Sam: buen cantante de baladas. Conservar.

That’s All Right (Todo está bien)

La música rock & roll si te gusta, si la sientes, no puedes evitar pasar a ella. Eso es lo que me pasa. Elvis Presley.

El primer intento para probar suerte lo llevarían adelante con la balada Without You (Sin ti), ya que Phillips asumió que sería apropiada para el joven cantante. Presley no pasó la prueba, no estuvo a la altura de lo que el productor esperaba de él; sin embargo, le veía condición humana y voz calificada para imponerse. Le pidió que cantara todas sus canciones y se sintió tan impresionado que invitó a dos músicos –que los primeros años constituirían junto con el baterista D. J. Fontana el cuarteto que lo acompañaría en sus primeros pasos al estrellato–, Winfield Scotty Moore y el contrabajista Billy Black, para hacer arreglos con Presley para la realización de una grabación.

La sesión de grabación se llevaría a efecto un día de julio, en la tarde, de 1954. Las horas transcurrían y no se notaban progresos, por lo que la sesión se prolongaría hasta bien entrada la noche, cuando, agotados, empezaban a recoger para irse a casa luego de infructuosos intentos –el azar que es más terco que la realidad–, Moore cuenta que Presley tomó la guitarra para tocar That’s All Right, un blues de 1946 de Arthur Crudup:

De repente, Elvis comenzó a tocar la canción, saltando y haciendo tonterías, pero después Bill tomó su contrabajo y empezó a tocar y lo imitaba haciendo payasadas, hasta que me contagiaron y yo empecé a tocar junto con ellos.

Sam Phillips tenía la puerta de la cabina de control abierta y estaba escuchando. Se asomó y nos preguntó: ¿Qué diablos estáis haciendo? Nosotros respondimos: No tenemos idea. Entonces nos dijo: Bueno, vuelvan al principio, traten de buscar un punto para comenzar y háganlo de nuevo. Phillips lo grabaría para percatarse de que ese era el sonido que siempre había estado buscando. En los próximos días, el trío grabaría el primer sencillo con That’s All Right del lado A y una canción de bluegrass, un tema de Bill Monroe, Blue Moon of Kentucky en el reverso.

Giras y presentaciones en público

No estoy tratando de ser sexy. Es solo mi forma de expresar como me siento cuando canto. Elvis Presley

El trío se presentó en público por primera vez el 17 de julio de 1954 –tenía Elvis 19 años–, en el Bon Air Club. El cantante haría su debut con la guitarra para niños que le había regalado su madre. Luego serían teloneros de Slim Whitman (1923-2013), célebre cantante country de música del oeste. En este concierto comenzarían a aparecer los sinuosos movimientos corporales que las instituciones, personalidades y familias más conservadoras consideraban un ultraje a la moral y a las buenas costumbres, y que tanto escándalo y maledicencia provocaron.

Resultado de su fuerte sensibilidad al ritmo, combinada con su nerviosismo al tocar frente a un numeroso público, Presley comenzó a sacudir sus piernas mientras cantaba. Moore recuerda: Durante las partes instrumentales, se apartaba del micrófono para mover su cuerpo mientras tocaba la guitarra, entonces, el público literalmente enloquecía. Él mismo diría, en otra sesión de grabación, a los productores que le pedían que no se moviera mientras cantaba: si no me muevo........

© La Patilla


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