Julio Castellanos: Religión y política
No deseo ser malinterpretado, no soy precisamente un agente anticlerical, respeto, e incluso admiro, a algunos líderes religiosos del pasado y del presente, tanto en el catolicismo como en otras confesiones. Sin embargo, insisto en que la democracia contemporánea, la tradición constitucional republicana y los estándares internacionales en materia de derechos humanos hace imprescindible la observancia del principio de separación entre iglesia y Estado. La fe, esa conexión especial que las personas pueden desarrollar entre ellos y su interpretación sobre el origen y destino de la vida, debe poder ejercerse en la esfera privada y en los establecimientos y eventos destinados para ello. En ningún momento pueden ser la base para la toma de decisiones públicas, fuente de derecho o inspiración de discursos o narrativas políticas.
Por ejemplo, ¿sería correcto que la política sanitaria sea definida sobre criterios religiosos? ¿Qué decisiones se tomarían sobre transfusiones sanguíneas, sobre la prevención de enfermedades de trasmisión........© La Patilla





















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