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El ocaso de un líder nato
Me encontré a Rodolfo Hernández hace unos dos meses. Me saludó con una sonrisa que le envolvía el rostro. Asombrado con esa actitud, sabiendo del delicado estado de su salud, le pregunté cómo seguía; me contestó con un tono certero que le habían practicado cinco operaciones y que tendría una más, en la que le extirparían parte del hígado. Su sonrisa no se opacaba con el relato, y agregó “estoy vivo y estoy listo, y seguiré dando guerra”.
Rodolfo Hernández supo combinar su vida con varios elementos que le señalaron el éxito: Inteligencia, audacia, sencillez y determinación en sus propósitos.
Había nacido en un hogar sencillo de Piedecuesta, en donde le inculcaron una dedicación al trabajo sin ninguna clase........
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