¡Queremos votar!
Como ya dijera días atrás, la investidura de Pedro Sánchez, que bien pudo tener tantos tintes de legitimidad como de indecencia, pasará a la historia por lo que hizo el candidato socialista en la campaña electoral, cual fue, ocultar a todo el electorado lo que estaba maquinando y dispuesto a hacer, caso de que su partido no alcanzara los escaños necesarios y suficientes para que él pudiera lograr la investidura sin tener que contar con el apoyo de los independentistas.
Por eso, una vez que, tras el escrutinio de los votos, echó cuentas y vio que a la derecha no le daban para poder gobernar, se mostró exultante, como todos pudimos ver la noche electoral, porque sabía que lo que llevaba tramando hacía meses, con nocturnidad y alevosía allende nuestras fronteras (Waterloo), podía valerle para seguir en la Moncloa.
Por lo referido, y por todo cuanto hemos ido sabiendo con posterioridad al 23- J, estimados lectores, me gustaría que se preguntasen acerca de si se consideran o no engañados, o simplemente defraudados por las "artes" que usó el señor Sánchez para alcanzar su investidura y, lo que es mucho peor, por lo que está haciendo para poder gobernar, cual es, someterse a las exigencias de un prófugo de la justicia que quiere a toda costa su inmunidad y, además, la independencia de Cataluña.
Dejando al margen el engaño y las artimañas de que se valió el señor Sánchez para alcanzar lo que pretendía, porque mucho me temo que poco o nada podremos hacer para evitar que siga donde está, lo que sí debemos hacer es exigir al presidente que nos deje ejercer de soberanos (Art. 1.2 de la Constitución: "La soberanía........
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