El matrimonio entre el rencor y la venganza
Nada hay más perseverante que el rencor. Cuando nace, sus raíces se extienden por el torrente sanguíneo, se asimila a nuestras entrañas; y desde ellas, se apodera de nuestra mente, nubla nuestra conciencia. Su aliada natural es la venganza, se enreda con ella mediante un fuerte nudo gordiano, imposible de desatar. Rencor y venganza dirigen y dominan a muchos hombres, pobres desgraciados, semejantes a muertos en vida, porque su existencia no conoce más fin que el dictado por el sentimiento de revancha, fuerte, tenaz, tan ardiente como las llamas del infierno, capaz de fundir el metal más sólido.
Sansón Carrasco había pensado, siendo el Caballero de los Espejos, que podría sacar al loco que se hacía llamar don Quijote de ese mar de confusión en el que estaba, con tal de que se fingiera parte de su engaño, desafiándolo y derrotándolo en buena lid, para llevarlo vencido de regreso a casa. Los espejitos con los que adornaba su ropa, esa imagen vítrea que de sí mismo daba, aludía a la visión confusa y retorcida........
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