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Navidead

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31.12.2023

La Navidad está ya medio despachada y lo que hemos vivido durante estos días festivos ha sido todo un desconcierto para muchos habitantes de Málaga. La movilidad se ha tornado caótica en algunos momentos y los servicios urbanos se tensionan que da gusto. Los taxis están siendo solicitados hasta su límite, los VTC están cobrando tarifas desorbitadas y la abrumadora cantidad de gente convierte lo que debería ser agradable en una experiencia algo extraña.

Es innegable que todos anhelamos el bullicio, la alegría y la presencia animada de multitudes en nuestras calles durante estas fechas -por foto-. La vitalidad era y sigue siendo necesaria. Sin embargo, quizás debemos reflexionar sobre cómo este flujo masivo y las dificultades asociadas pueden resultar incómodos tanto para los visitantes como para los residentes.

Durante los últimos años, excluyendo el impacto de la pandemia, la manera en que la ciudad ha abordado la celebración navideña ha sido un tanto compleja. Las decoraciones luminosas se han convertido en un foco de atención. La gente se amontona en las calles para contemplar las luces y escuchar cantos y algarabía. Es una situación curiosa, por decir lo menos. Pero evidentemente un éxito a la vista de los resultados.

Personalmente, me resulta intrigante entender qué atrae a tantas personas hacia este tipo de eventos. Sin embargo, puedo comprenderlo hasta cierto punto. Visitar el centro, pasear, disfrutar de las........

© La Opinión de Málaga


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