La legislatura está siendo desde el primer día —apoyo de Puigdemont a cambio de la amnistía— un infierno. El congreso de Sevilla estaba pensado para reforzar a Sánchez. Pero en realidad ha sido —los mismos congresistas lo han admitido— un canto de resistencia frente a las inclemencias. No ya por Puigdemont, o el reciente acuerdo con ERC de «financiación singular» para Catalunya. O el lío entre Sumar y Podemos.

La gran inclemencia está siendo una acumulación de escándalos que hacen del PSOE el gran sospechoso en los tribunales. Empezando por el caso Ábalos, el puntal de Sánchez en la lucha por el poder en el PSOE y el poderoso ministro de sus primeros tiempos en Moncloa, que en vísperas de Sevilla se ha agravado con las explosivas confesiones, sin pruebas hasta el momento, de Víctor de Aldama, un personaje incluso condecorado por la Guardia Civil, que comprometen a Santos Cerdán, a varios ministros y al propio Sánchez. También por las citaciones del juez Peinado a Begoña Gómez, la mujer del presidente, a la que quiere acusar de hacer negocios por su influencia monclovita, que ya provocó los famosos cinco........

© La Opinión A Coruña