Querido Niño Dios:

Este año no te escribimos para pedir regalos, sino para agradecer… y para contar los días. Gracias porque, por fin, solo faltan 231 días para que termine este ‘Petroceso’ que nos puso a prueba la paciencia, la fe y hasta el sentido común. Gracias por la fortaleza para resistir tanto desorden, tanta improvisación y tantos experimentos fallidos con un país entero como laboratorio. Hemos tenido que acostumbrarnos a discursos largos que no resuelven nada, a decisiones tomadas al impulso y a promesas que duran menos que un aguinaldo. Por eso también te damos gracias porque, mientras aquí todo parece improvisado, el calendario sigue firme, avanzando sin relatos ni excusas. Cada día que pasa es uno menos de este capítulo y uno más cerca del final. Danos serenidad para aguantar y memoria para no olvidar que esto, aunque a veces parezca eterno, sí se acaba.

Tu........

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