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Amianto: el asesino silencioso de trabajador@s. Entrevista al periodista Juanjo Basterra

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Capitalismo, Entrevista

AMIANTO: EL ASESINO SILENCIOSO DE TRABAJADOR@S. Entrevista al periodista Juanjo Basterra

Entrevistamos a Juanjo Basterra (Laudio-Araba 1963) periodista y colaborador habitual de Sare Antifaxista. Durante años trabajó para la sección de Economía de los diarios EGIN y GARA, -en este último hasta mediados de 2020 que fue despedido-, por lo que conoce bien el mundo laboral y al movimiento obrero de Euskal Herria. A parte de las entrevistas y reportajes fotográficos…

Entrevistamos a Juanjo Basterra (Laudio-Araba 1963) periodista y
colaborador habitual de Sare Antifaxista. Durante años trabajó para la
sección de Economía de los diarios EGIN y GARA, -en este último hasta
mediados de 2020 que fue despedido-, por lo que conoce bien el mundo
laboral y al movimiento obrero de Euskal Herria. A parte de las
entrevistas y reportajes fotográficos que realiza para Sare Antifaxista,
desde sus redes sociales y su blog (jotabepress.news.blog) viene
mostrando especial atención a las condiciones de vida de la clase
trabajadora vasca. En este sentido lleva años denunciando la situación
de los currelas afectados por la exposición al amianto y la falta de
seguridad y salud en los puestos de trabajo ante la inacción de los
empresarios y los gobiernos que se lo permiten, lo que lleva a muchas
muertes de trabajadores y trabajadoras. Sobre ello trata esta entrevista.
/ TXABI BRANKA / INFO ANTIFA (Euskal Herria)

Para situarnos un poco ¿Qué es el amianto?

El amianto (o asbesto) es un mineral que es aislante térmico, eléctrico y
acústico. Tiene resistencia al fuego, resistencia mecánica y resistencia
química al ataque de ácidos y es flexible, aunque no es biodegradable. Si a
esto le sumamos su precio relativamente bajo, tenemos el cóctel perfecto
para que muchas industrias, que se utilizó mucho, algunas siguen teniendo
en sus instalaciones.

En el sector de la construcción la aplicación más conocida y extendida del
amianto es el fibrocemento, empleado en la elaboración de placas onduladas
para tejados (uralita), persianas, tuberías y canalizaciones de agua,
depósitos de almacenamiento de agua, tejas para techos, elementos de
jardinería y decoración (como maceteros).
El amianto vinilo, otro material con amianto, se utiliza en pavimentos,
masillas sellantes y semejantes (adhesivos de pavimentos de vinilo, de
baldosas y azulejos, etc.). Algunos ejemplos más de uso del amianto son en
pinturas y barnices para revestimientos, como materiales de fricción en
frenos y embragues de vehículos y maquinarias, en procesos de filtración y
electrolíticos donde se requiere resistencia al ataque químico, en
revestimientos de hornos y calderas, en instrumentos de laboratorio, incluso
en la fabricación de papel y en los polvos talco para niños y niñas de una
conocida marca.
Pero el amianto presenta un grave problema para la salud: las fibras de
amianto pueden liberarse en forma de fibras microscópicas, que se
expanden por el aire y, por inhalación, se introducen en los pulmones
pudiendo originar diversas enfermedades (asbestosis, placas pleurales,
mesotelioma, etc.) que suelen tardar varios años en manifestarse. Hay casos
que han estallado entre 10, 20, 40 años, incluso 50 años después de haberestado en contacto, una larga latencia que convierte al amianto en un
asesino silencioso. Es muy peligroso. Es cancerígeno.
De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC),
miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoce el amianto
en todas sus variedades como un carcinógeno del grupo 1 (‘Cancerígeno
para humanos’) al haber suficiente evidencia de que la exposición a fibras de
amianto puede provocar, como mínimo, las siguientes enfermedades:
Asbestosis o fibrosis pulmonar , mesotelioma, enfermedades pleurales
benignas, cáncer de pulmón, cáncer de laringe, cáncer ovario. Además, la
IARC ha observado asociaciones positivas entre la exposición a fibras de
amianto y el cáncer de faringe, cáncer colorrectal y cáncer de estómago.

Hoy todavía muchas empresas que son llevadas a los tribunales por la
muerte o enfermedad que sufren algunos de sus trabajadores aluden a que
no se conocían los efectos malignos del amianto para intentar esquivar su
responsabilidad y la falta de medidas de protección frente al cancerígeno.
Pero la realidad no es esa. Se conocía su peligro desde finales del siglo XIX,
pero siempre se han utilizado excusas, entre ellas el fumar mucho, para
eludir el grave problema. En eso algunos jueces siguen colaborando, pese a
que un cáncer por amianto se distingue del que puede provocar el tabaco.

¿Desde cuándo se sabe de sus propiedades malignas?
En 1906 fue cuando se descubrió que el amianto es cancerígeno, por el
doctor Montague Murray, quién redactó el primer documento que demuestra
una relación entre el amianto y las enfermedades que generaba en Gran
Bretaña, pero no fue hasta 1924 que con la muerte de Nellie Kershaw
cuando las alarmas saltaron, considerándose la primera trabajadora con
asbestosis por exposición en su puesto de trabajo. Ella no fue la primera,
pero sí la primera «declarada oficialmente», por lo que en 1931 se comienza
a regular la legislación en Inglaterra. Antes, en el siglo XIX se sospechaba,
aunque no había una evidencia definitiva.

En el Estado español, el origen del amianto comienza en 1907 con una
empresa llamada Roviralta, nacida en Cerdanyola (Barcelona), la cual se
transformó en 1920 en la empresa Uralita (después Coemac) donde
participaba la Banca March. En los años 50, Eternit, compra parte de las
acciones de la empresa, siendo esta una de las que formaban parte del
oligopolio de la exportación de amianto en el mundo. Su mayor apogeo fue
entre los años 1965 a 1995, donde más del 50% del asbesto fue exportado
por Uralita. Solamente en el Estado español, se han vendido más de 2,7
millones de toneladas desde el 1900 al 2000. Y se calcula que todavía
existen unos 3 millones de toneladas de amianto instalados en empresas,
viviendas, tuberías…

Es claro que se conocía su efecto negativo para la salud. De hecho, hay otro
ejemplo indirecto de la extensión del uso de las placas de fibrocemento en
las cubiertas de edificios que demuestra sus efectos malignos. En 1935 se
prohibe su uso para edificios escolares, según orden de la Oficina Técnica de
Construcción de Escuelas. En ella se cuestionaba la durabilidad del
fibrocemento y se rechazaba por ineficaz el sistema de instalación a raíz de
los problemas detectados en una escuela rural de Huesca. La reclamación
de la compañía Uralita frenó en seco la aplicación de la orden que fue
derogada en octubre de 1935.

Sobre 1955, se realiza un estudio epidemiológico longitudinal detallado sobre
113 trabajadores del sector textil-asbesto, seguidos durante 20 años en
Reino Unido para ver el desarrollo que puede generar el amianto sobre estos
individuos. En 1965 se publica ya la relación oficial entre el asbesto y la
asbestosis llamada: ‘Meshothelima of pleura and peritoneum following
exposure to asbestos in the London área’.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX con el descubrimiento de
importantes yacimientos en Canadá y África del Sur, la utilización del amianto
se desarrolla progresivamente. Hay una historia detrás. Nosotros conocemos
ese mineral cancerígeno por amianto, pero en inglés es ‘asbestos’.

Precisamente, en Quebec hubo un pueblo que se llamó así, pero desde 2018
se eliminó ese nombre por estar asociado al drama y a la mortalidad. Surgió
a raíz de la explotación de la mina Jeffrey a finales XIX del mineral
cancerígeno que ha dejado miles de muertos en esa zona por la explotación
y producción de amianto.

Porque el amianto en el subsuelo se descubrió por primera vez en Quebec
en la década de 1.870. La primera minería a escala industrial comenzó en lo
que ahora es Thetford Hill, y la ciudad se convirtió en el centro de una de las
regiones productoras de amianto más grandes del planeta. Un par de años
después, la mina Jeffrey se abrió a menos de 50 millas al sur de las colinas
de Thetford. La ciudad, que se desarrolló alrededor de la mina Jeffrey, se
nombró a sí misma Asbestos por la “fibra milagrosa”, que ha sido, en
realidad, una trampa mortal no........

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