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EEUU, dos siglos de criminalidad imperial

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04.04.2024

Ponencia presentada en el II Encuentro Antiimperialista de Solidaridad y Amistad entre los Pueblos. Los crímenes de los doscientos años de la Doctrina Monroe, Brasilia, 1-3 de diciembre de 2023.

"Se trata de la misma antigua ley de la sobrevivencia del más apto: el débil debe arrodillarse ante el más fuerte y, hoy por hoy, la raza americana es la más fuerte, la más noble sobre la faz de la tierra, y su naturaleza demanda crecimiento y expansión. [...] Es la manera que el Tío Sam tiene de hacer las cosas. Él quiere los mercados del mundo y para eso necesita los puertos, sus proveedores de materias y sus consumidores [...] Por eso, no seamos tímidos y tomemos las mejores islas que podamos tomar honestamente".
-Felix Agnus, Director de Baltimore American, julio 9 de 1898. Citado en Jorge Majfud, La Frontera Salvaje. 200 años de fanatismo anglosajón en América Latina, Baile del Sol Ediciones, Tenerife, 2021, p. 200.

"'América para los americanos'. Bueno: está dicho. Todos los que nacemos en América somos americanos, La equivocación que han tenido los imperialistas es que han interpretado la Doctrina Monroe así: 'América para los yankees'. Ahora bien, para que las bestias rubias no continúen engañadas, yo reformo la frase en los términos siguientes: Los EEUU de Norte América para los yankees, la América latina para los indolatinos".
-Augusto César Sandino, en Gregorio Selser, Sandino, General de hombres libres, Imprenta Nacional, La Habana, 1960.

Este dos de diciembre se cumplen dos siglos de la formulación original de lo que tiempo después se va a denominar "Doctrina Monroe" por los círculos dominantes del poder en EEUU. Las afirmaciones que se encuentran en el discurso anual por parte del entonces presidente James Monroe (1817-1825) han sido presentadas por los defensores del panamericanismo como expresión del interés de los EEUU en salvaguardar la independencia de las colonias de España e impedir la intervención de potencias europeas en el continente americano. Esta visión no menciona dos aspectos que aparecen en el discurso de Monroe: 1) EEUU no renuncia a sus aspiraciones por apropiarse de territorios de Hispanoamérica y 2) Se reserva a sí mismo el derecho de intervenir en el continente.

Justamente por esa razón es que la Doctrina se resumió tiempo después con la formula "América para los americanos" que, en rigor, debería decir: "América (todo el continente) para los EEUU". A principios del siglo XX, por si hubiera dudas de este carácter intervencionista -sobre lo que ya existían bastantes pruebas reales- otro presidente de los EEUU, Teodoro Roosevelt, formula el "Corolario a la Doctrina Monroe" mediante el cual EEUU se arrogaba el derecho de intervenir en los asuntos internos de cualquier país al sur del Río Bravo cuando considerara que sus gobernantes actuaban en contra de los intereses de aquel país. La actualización de la Doctrina Monroe significó una reafirmación del carácter intervencionista de EEUU, siendo el hecho más contundente la separación de Panamá y la creación de un nuevo país hecho a la medida de los intereses imperialistas. Por eso, la política de Roosevelt hacia el continente se bautizó con el apelativo de Gran garrote que se resumía en el lema "Habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos".

La Doctrina Monroe está asociada directamente al Destino Manifiesto, según el cual los habitantes blancos de los EEUU fueron encargados por la divina providencia de colonizar y civilizar los territorios que tuvieran a su alcance y de expulsar y exterminar a los habitantes originales de esos territorios. Por esta razón, deben ser analizados en forma conjunta, como lo hacemos en este escrito. Para ello, vamos a considerar tres grandes cuestiones que están unidas a lo largo de los dos últimos siglos y que son la esencia de la política de EEUU hacia el resto del continente, si lo vemos en forma restringida, y hacia el mundo entero, si ampliamos la mirada. Los tres aspectos en cuestión son: Dios, Racismo y Guerra.

DIOS

Desde el momento de su independencia de Inglaterra, en 1776, los ideólogos del naciente EEUU empezaron a difundir el mito de que ellos habían sido destinados por la Divina Providencia [Dios] para conquista el territorio del norte de América de costa a costa y tiempo después ese creencia se aplicó a todo el continente. Desde hace dos siglos se viene diciendo, y se repite en la actualidad, que los habitantes blancos de EEUU -de origen sajón- habían sido escogidos por el mismísimo Dios para dominar el continente.

Esta atrabiliaria pretensión de explicar la existencia de un grupo humano o de una sociedad determinada no por razones históricas, sino por causas divinas, se convirtió en la justificación del expansionismo de los EEUU, primero en Norteamérica, después en el resto del continente americano y posteriormente en el mundo. El origen divino de los colonos blancos de origen inglés fue proclamado desde finales del siglo XVIII, aunque adquirió más fuerza durante el siglo XIX, como forma de justificar el exterminio de los pueblos indígenas y el robo de tierras a México.

John Quincy Adams, el verdadero autor de la Doctrina Monroe, dijo en 1811: "Todo el continente de Norteamérica parece destinado por la Divina Providencia a ser poblado por una nación, a hablar un idioma, a profesar un sistema general de principios religiosos y políticos, acostumbrados a un tenor general de usos y costumbres sociales".

En 1812, un congresista de nombre John A. Harper señaló que Dios era el que les había dado la orden de expandirse por todo el norte del continente: "Parece que el autor de la Naturaleza ha marcado nuestros límites en el sur, en el Golfo de México, y en el norte, en las regiones de las nieves eternas".

Esta idea de políticos y de gobernantes en los EEUU empezó a ser asumida como cierta por los aventureros que merodeaban en los territorios indígenas del oeste y hacia el sur estaban invadiendo las tierras de México. En el sentido común de los EEUU esa idea del Destino Manifiesto fue haciendo carrera, hasta el punto de que escritores, periodistas e intelectuales la daban por cierta e indiscutible. Al respecto, el escritor Henry Melville, autor de Mobi Dick, señaló en forma rotunda: "Nosotros los americanos somos el pueblo escogido, el Israel de nuestro tiempo, nosotros llevamos el Arca de las libertades al mundo. Dios ha predestinado a nuestra raza, y así lo espera la Humanidad, para grandes cosas. Por demasiado tiempo hemos sido escépticos y hemos dudado de que el Mesías político haya llegado al mundo. Pero ya llegó y somos nosotros".

En 1845, se formula oficialmente el mito del Destino Manifiesto, por parte de John O'Sullivan en estos términos: "El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la providencia para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino".

De este momento en adelante se le dio carta franca a a la peregrina invención de que los estadounidenses eran los portadores del mensaje de Dios en la tierra y debían llevarlo a la práctica. Se convirtió en un mito nacional de los EEUU que se mantiene hasta el día de hoy, en un país donde predominan las creencias evangélicas y cristianas, que asumen y refuerzan esa falacia sobre la "grandeza divina de los EEUU".

Esa prerrogativa se convirtió en un imperativo categórico para justificar el robo de tierras, el exterminio de pueblos y el racismo. En 1846, cuando el Ejército invasor de los EEUU ocupó Matamoros, una población que fue reducida........

© La Haine


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