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Israel y la Sudáfrica del apartheid eran amigos íntimos

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[En la foto: El primer ministro israelí David Ben-Gurion (derecha) se reúne con el primer ministro sudafricano Daniël François Malan en Tel Aviv el 15 de junio de 1953.]

Las contradicciones en el seno del régimen de Israel tuvieron escaso impacto en su éxito. Esto puede verse en la relación de Israel con África. Muchos Estados africanos habían apoyado a Israel después de 1948 en lo que consideraban como una noble lucha anticolonial, identificándose con su causa. Uno de los aspectos menos conocidos de esta dinámica, justo antes de la Guerra de los Seis Días, fue el apoyo de Israel a la campaña contra el gobierno de la minoría blanca en Rodesia, actual Zimbabue. Israel condenó al régimen dirigido por el nacionalista blanco Ian Smith tras su declaración unilateral de independencia en 1965 y apoyó un boicot militar y civil al régimen.

La defensa de Israel no se debía a un amor por la autodeterminación africana sino que era, más bien, una decisión calculada para recabar apoyos en África contra lo que percibía como «difamación» árabe y comunista. Pero sobre todo Israel estaba interesado en explotar los recursos naturales de África e inmediatamente se puso a entablar relaciones con los dóciles dirigentes de la República Centroafricana después de que ésta declarara su independencia de Francia en 1960.

Documentos desclasificados de los Archivos Estatales de Israel indican que proporcionó entrenamiento a grupos rebeldes que luchaban contra el racismo en Rodesia, aunque se desconoce la naturaleza exacta del entrenamiento; algunos funcionarios respaldaron la lucha armada. Cuando el primer dirigente de Zimbabue, Robert Mugabe, visitó Israel en 1964, agradeció al Estado judío el apoyo prestado a su movimiento de resistencia y expresó su deseo de que sus combatientes recibieran entrenamiento israelí en guerra de guerrillas.

Después de 1967, el interés de Israel por los movimientos de liberación disminuyó, y su apoyo a los mismos se hizo mucho menos eficaz, al convertirse en un régimen ocupante. Sin embargo, no hubo mejor alianza política, militar, diplomática e ideológica entre naciones de ideas afines que la existente entre Israel y la Sudáfrica del apartheid. El régimen del apartheid de Pretoria tomó el poder en 1948 y pronto puso en marcha restricciones de estilo nazi contra los no blancos, desde prohibir el matrimonio entre razas hasta excluir a los negros de viviendas, de trabajo, de cultura.

Para cuando los regímenes sudafricano e israelí consolidaron una relación política, ideológica y militar, en la década de 1970, a menudo centrada en las armas desarrolladas y probadas por el ejército israelí, muchos miembros del partido gobernante, el Likud israelí, sentían afinidad con la visión del mundo de Sudáfrica. Como escribe la periodista y escritora Sasha Polakow-Suransky, se trataba de una «ideología de supervivencia minoritaria que presentaba a los dos países como avanzadas de la civilización europea que defendían su existencia contra los bárbaros a las puertas».

Un destacado disidente judío sudafricano fue Ronnie Kasrils, que desempeñó un alto cargo en uMkhonto weSizwe, el brazo armado del Congreso Nacional Africano (CNA), y fue ministro de Inteligencia entre 2004 y 2008 en un gobierno del CNA. Le dijo a The Guardian que la comparación entre ambas naciones no era casual. «Los israelíes afirman que son el pueblo elegido, los elegidos de Dios, y encuentran una justificación bíblica para su racismo y su exclusivismo sionista», afirmó:

Esto es igual que los afrikáners de la Sudáfrica del apartheid, que también tenían la noción bíblica de que la tierra era su derecho otorgado por Dios. Al igual que los sionistas que afirmaban que Palestina en la década de 1940 era «una tierra sin gente para un pueblo sin tierra», los colonos........

© La Haine


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