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¿Por qué Fanon? Un testimonio pluriversal puertorriqueño

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En el centenario del nacimiento de Frantz Fanon, que en 2025 marcará el inicio de una serie de acciones globales para celebrar su legado, el intelectual afropuertorriqueño Agustín Lao Montes reflexiona sobre la vigencia y profundidad de su pensamiento como recurso epistémico y ético frente a las crisis contemporáneas. Desde su análisis del colonialismo como una formación histórica basada en la violencia estructural hasta su crítica a las élites neocoloniales incapaces de trascender el capitalismo racial, Fanon sigue siendo un pilar fundamental para los movimientos antisistémicos, las luchas decoloniales y las políticas de justicia reparativa radical. En un mundo atravesado por la crisis civilizatoria, Fanon resurge como un profeta de la esperanza, cuyo humanismo negro radical sigue iluminando caminos de libertad, dignidad y amor transformador.

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Fanon ha sido una influencia importante en mi vida desde mi adolescencia. Como joven radical puertorriqueño, me formé en los años 70 con los argumentos de Fanon sobre el carácter del colonialismo y su tipo de política anticolonial. La cultura política del movimiento puertorriqueño contra el colonialismo y por la liberación nacional de los años 70 en el que nací como intelectual-activista radical tuvo a Fanon y a Marx como nuestros principales referentes teóricos y políticos. Del marxismo aprendimos que el movimiento por la “independencia” del dominio imperial estadounidense debía enmarcarse dentro de un proyecto socialista contra el capitalismo mundial. Fanon proporcionó los argumentos principales, el marco teórico y político clave para una postura y un proyecto que ahora podemos llamar política descolonial radical.

Tres pilares fanonianos para el radicalismo puertorriqueño de la década de 1970 fueron: primero, el análisis de Fanon del yo colonial en términos de alienación, debido a la identificación del colonizado con el colonizador, negando así su propia definición de ser/yo; segundo, su teoría del colonialismo como una formación histórica absolutamente violenta basada en el ejercicio cotidiano de la violencia física, psicológica y epistémica contra los pueblos-sujetos colonizados, que justifica ética y políticamente la praxis de la violencia anticolonial como un camino para la liberación no solo de los colonizados sino también de la humanidad en su conjunto; y tercero, una radicalización del proyecto de independencia para la dominación imperial a través de una política de liberación nacional.

Actualmente soy profesor de Sociología y Estudios Africanos, y un........

© La Haine


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